FREUD Y SCHREBER


A Juan Diego…
Para esbozar el problema de la psicosis es importante conocer el personaje que alentó a Freud escribir sobre esta estructura clínica y que daría paso a toda la estructuración teórica sobre el tema que vamos a tratar.
Es necesario que establezcamos que la paranoia tiene una especial relevancia en cuanto al mecanismo de explicación de la estructura de la psicosis, porque la esquizofrenia y la melancolía (depresión psicótica), son tratadas en un segundo plano al ser construidos los fundamentos en el campo psicoanalítico: primero, Freud analiza el historial clínico de un singular personaje del que extrae las teorizaciones del ámbito analítico en cuanto a la psicosis se refiere. Después, veinte años más tarde aproximadamente, Lacan entra en la escena psicoanalítica con el caso de su tesis de medicina que él mismo denominaría “Aimeé”[1] y que sería, en el mismo caso de Freud, una paranoia. Tenemos entonces una importancia especial de la paranoia frente a los dos tipos de psicosis que se manejan en la clínica psicoanalítica que son la melancolía y la esquizofrenia.

Dentro de la rigurosidad que maneja Freud en lo referente al texto podemos afirmar que la psicosis, en un primer momento, será tratada como una neurosis, esto es, que el mecanismo explicativo es el mismo para las dos, ya que el en inicio del texto (del caso Schreber) observamos que lo que se comunica – el delirio, en la psicosis y, el sueño o el síntoma, por ponerlos como ejemplo, en la neurosis – serán tomados como lo genuino y serán rigurosamente interpretados para encontrar y teorizarse como estructuras clínicas con todas las consecuencias que esto implica.
Para ser precisos, debemos considerar dos aspectos que nos permitirán tomar la afirmación de tratar del mismo modo una neurosis que una psicosis con supremo cuidado. El primero de ellos se debe a la diferencia en la forma de comunicar en relación con el neurótico y el psicótico, mientras el primero lo hará en tanto secreto, el segundo lo hará en forma desfigurada.[2] En segunda instancia, se impone la dinámica de estudio del escrito la cual hará que las cosas cambien y el estudio de la paranoia y las conclusiones que al respecto se obtienen sean diferentes, obviamente, al de la neurosis.

La historia nos dirá que Freud nunca conoció personalmente a Schreber, como él mismo lo afirma, y que, en su opinión, la importancia del historial clínico, esa historia que se teje en las “temporadas” que el enfermo pasa en los hospitales, es vital para este tipo de elucidaciones, sobre todo cuando el enfermo, en este caso el paranoico, no puede traslucir o comunicar sino cuando él quiere sin importar ninguna otra cosa. De aquí podemos desprender una tercera diferencia con respecto a la neurosis, pues al neurótico se le puede persuadir con el fin de que venza sus resistencias y diga lo que le causa vergüenza o le parece trivial, pero en el caso de un paranoico esto es imposible.

Habiendo establecido las precisiones mínimas podremos adentrarnos en la dilucidación del caso, del lado de Schreber la escritura de un libro, del lado de Freud, la interpretación a partir del historial clínico y el libro anteriormente mencionado.
Este paranoico, cuyo nombre es Daniel Paul Schreber y que produjo un libro titulado “Memorias de un Neurópata” publicado en 1903, – donde relata los delirios que sufrió durante el transcurso de su enfermedad y los argumenta con alguna claridad frente al tribunal que en un principio no permitía la publicación del extraño ejemplar, sin avergonzarse de ello –. Este hombre brillante abogado que fue considerado en muy alta estima al punto de ser una estrella luminosa en el ámbito jurídico de la Alemania del tiempo, atraerá la atención de Freud hasta el punto de dedicarle uno de sus cinco casos fundamentales[3].
Es preciso que hablemos de Schreber y lo vamos a hacer de un modo muy sencillo y cronológico en lo tocante al estallido de la psicosis y al ulterior desarrollo de la enfermedad para no extendernos. Schreber sufre su primera crisis entre 1884 y 1885 época en la cual presenta una hipocondría pero sin ninguna vivencia delirante. En el intermedio de ésta crisis y la segunda, que se desató ocho años más tarde, presenta su candidatura para el Reichstag (cámara baja del Parlamento Alemán)[4]. La segunda crisis se dio después de asumir el cargo de Presidente del Superior Tribunal de Dresde en 1893 y es en esta segunda crisis donde le sobrevienen dos tipos de sueños a los que, en un principio, no fueron atribuidos ningún significado. En el primer tipo de sueño, que por cierto, se repitió varias veces, encuentra que su anterior enfermedad (la hipocondría) había regresado. El segundo sueño, que se dio entre un estado de vigilia y sueño, tuvo la representación de “lo hermosísimo que es sin duda ser una mujer sometida al acoplamiento” frente a lo cual hubiera contestado, en pleno uso de consciencia, con un rechazo lleno de indignación[5]. Es en esta etapa donde vuelve a enfermar y podríamos decir que es la etapa de la enfermedad propiamente dicha porque presenta los diferentes delirios que iremos recorriendo y explicando para esbozar el mecanismo propio de la psicosis, pero pido una licencia necesaria por parte del público pues dejaremos de lado esta constelación de acontecimientos sólo por un momento.

Partiremos de una tesis fundamental en lo concerniente a la paranoia sin dar un desarrollo previo, dicho de otro modo, daremos el recorrido en forma inversa. La cuestión que se presenta radicalmente en la paranoia es una defensa que se erige contra el surgimiento de una libido homosexual, supremamente difícil de tramitar. Pienso que debemos desarrollar detenidamente esta tesis si queremos entender el fondo del entramado de la psicosis freudiana.

Freud es aquí consistente en cuanto al planteamiento, pues toma, del delirio que Schreber presenta, los elementos que le permiten entrever la estructura que en el horizonte destella. Hay varias situaciones que indicaremos para ir desarrollando el planteamiento freudiano en el rigor del término y que nos permitirá extraer las consecuencias necesarias para el entendimiento de la tesis planteada anteriormente. La primera de ellas nos remite al famoso libro, en éste escribe la relación que tenía con su primer médico quien lo trató y curó de su primera enfermedad y a quien la esposa Schreber le tenía una simpatía especial por el hecho de devolverle a su esposo[6], recordemos que esta enfermedad se da alrededor de 1894 – 1895. El nombre del médico era Flechsig.
En el relato del delirio, que por ciento es un delirio de persecución, el otrora amado doctor, toma ahora el papel de perseguidor dentro del delirio de persecución que padecía y que estuvo presente en toda la enfermedad. Según esta articulación delirante, Flechsig busca abusar sexualmente de Schreber.
En determinado momento sucede que un delirio de grandeza viene a instalarse en la construcción delirante del enfermo y este delirio de grandeza consistía en que Schreber estaba llamado a redimir el mundo que no tenía ya vivos, la redención se daría a través de concebir y parir un nuevo linaje de personas; Lo importante de la trama delirante es que esa redención no sucedería si no se producía, con anterioridad, un proceso en el que indefectiblemente, el eminente abogado Schreber, se iría convirtiendo en mujer debido al orden impuesto por el universo.

Veremos que este paso e instalación de los nuevos delirios no es gratuito ya que el primer delirio – la persecución, donde Flechsig era el protagonista junto a Schreber – no podía ser soportado por el psicótico de manera directa, dicho de otro modo, lo intolerable del delirio primario fue tramitado imaginariamente[7] a través de otros dos delirios que ya hemos mencionado.
Aquí cabe preguntarse el ¿por qué? de la producción de los nuevos delirios. Encontramos que el tinte del delirio primero consistía en una persecución por parte de Flechsig y la persecución conducía necesariamente, según el autor de las Memorias, a un abuso sexual anteriormente mencionado. Y al insertarse el delirio de grandeza o redención y el delirio de transformación en mujer van imponiendo y respondiendo a una exigencia del psicótico y de lo intratable de su mundo destruido (el mundo real o la realidad). Cuando Schreber anuda el delirio de convertirse en mujer por, lo que llama él mismo, un mandato del orden del universo es posible y tolerable el delirio de, ya no abuso sexual, pero si respuesta a lo sexual de ser la mujer de dios y dar a luz hombres schreberianos que poblarían el mundo donde ya no habría seres humanos. Quisiera en este momento que recordemos el sueño perturbador que tuvo antes de contraer la segunda enfermedad: cuando en medio del despertar y el dormir, soñó lo hermoso de convertirse una mujer con la particularidad de estar sometida al acoplamiento. Es este sueño el que retorna en una experiencia delirante, es éste el contenido que debemos tener en cuenta como referencia fundamental ya que el primer delirio, el de abuso sexual en el cual Flechsig era el perseguidor y perpetrador, y el segundo donde era llamado a ser la mujer de dios y debía salvar al mundo con los hombrecitos nacidos de él, no son más que formaciones imaginarias, una intolerable y trataremos de responder por qué más adelante, y la otra conciliadora con el fin de soporte con respecto a ese delirio de contenido sexual: convertirse en mujer. Dicho de otro modo: si se convertía en mujer, así no más, su perseguidor (Flechsig) abusaría de él, pero si se convertía en mujer para salvar al mundo y redimirlo entonces su existencia serviría de algo. Vemos que la cuestión primordial
es la transformación en mujer.

Hemos visto que la figura de Flechsig está ligada estrechamente con la de Dios, esto tiene sus consecuencias y anudamientos, los veremos más adelante.
Dijimos pues, que Flechsig fue admirado y querido por Schreber gracias a la intervención exitosa en la primera enfermedad, pero sabemos que esto cambió radicalmente en tanto fue vivido el delirio de persecución, es de aquí de donde extraeremos un soporte para nuestra tesis principal.
Para explicar el estallido de la enfermedad – lo que denominaríamos la segunda crisis –. Freud lanza una suposición que es como la fuerza de los rayos cuando golpean la tierra: si Schreber enfermaba volvería a ver a su amado médico y la explosión de la psicosis no dice otra cosa que: “Me gustaría volver a ver a Flechsig”. Recuerden claramente: es una libido homosexual la que genera el estallido de lo que denominamos la psicosis. Retomemos el papel del Doctor Flechsig en el entramado y la escena: Freud advierte el cambio que sufre el personaje, amor y odio se desatan en la obra, que más bien es trágica, el motor será la proyección que podríamos decir que es un mecanismo de defensa que en el interior sofocaría esta libido homosexual (amor) y que la enviaría el exterior en forma invertida (odio). No crean que cuando digo proyección, lo estoy haciendo de la manera más corriente, pues esta explicación cae estrepitosamente porque el mecanismo de la proyección, o más bien, la ubicación, si podemos hablar de ello en cuanto a estructuras clínicas, en la psicosis totalmente diferente. Es necesario entender que esta forma de decir proyección es maldita[8], por eso pido licencia a los que hoy nos acompañan para desarrollar de una manera más precisa este mecanismo en la psicosis.

En este punto, considero que lo fundamental deviene, pues intentaremos responder dos inquietudes pendientes: la cuestión de Flechsig en tanto lo intolerable del primer delirio y las relaciones particulares y trasmutaciones de Flechsig y Dios.

Supongamos por un momento que el delirio tiene una estructura y esta presenta lugares que pueden ser ocupados, gracias a la transferencia y al desplazamiento, por diferentes personas o figuras. En determinado momento un lugar de suprema importancia fue ocupado por Flechsig, o al menos, de eso dan cuenta sus delirios en los primeros años de enfermedad relatados ya sea por sus escritos o por las cartas enviadas al Doctor Flechsig. Si seguimos los escritos del enfermo encontraremos que el lugar del Flechsig es ocupado por Dios, lo vimos anteriormente en los delirios. Entonces tenemos que un lugar es ocupado por dos seres que lo compartían por diferentes características, por la transferencia y el desplazamiento de las mismas, – quisiera nombrar solamente otro texto en el cual Freud explica de forma nítida, tal como lo retomamos aquí, el concepto de transferencia: “Sobre la Dinámica de la Transferencia” de 1912 –[9], este lugar particular en la estructura y de importancia capital para todo sujeto no se inscribe de un momento a otro, por ejemplo, cuando Flechsig llega a la vida de Schreber, sino que es fruto de un proceso que se gesta desde los primeros años de vida del sujeto y gracias a las figuras parentales que no serán otras que la madre y el padre.
Freud insistió, hasta los últimos años de su vida – no es conveniente olvidar a “Moisés y la religión monoteísta”[10] – en la similitud entre Dios y el padre. Yo también lo hice. En un evento similar al que hoy estamos celebrando, pero un poco más surrealista, elaboré un escrito donde planteaba, con base en lo que Freud y Lacan nos legaron, que Dios no era más que un derivado del padre y que esta relación es sumamente compleja por determinadas razones que no diré hoy, de ese momento maravilloso solamente extraeré la conclusión final a la que llegué en aquel momento: Dios es el padre[11], o Dios es una versión del padre, una padre – versión. Hemos llegado a un importante punto, hemos podido dilucidar las relaciones entre Flechsig y Dios, o más bien entre los ocupantes del lugar de la estructura y un pequeño por qué de las relaciones que se entretejían en el delirio. Se sucede aquí naturalmente otra conclusión que nos podría despejar lo insoportable del primer delirio, el delirio de persecución. Además del contenido de abuso eminentemente sexual que presentaba, es conveniente analizar el lugar en la estructura, es ahí donde hay un viraje interesante, mi hipótesis es la siguiente: pensar la figura de Flechsig de manera detenida, la cual no se podía aguantar porque tenía una cercanía con el padre muy grande y por eso se cambia al personaje, se gira hacia Dios que podría ser un personaje más etéreo, siendo este cambio nada más que otra máscara, pero sin cambio de identidad,[12] en la fiesta greco – romana que se efectuaba en los delirios de Schreber.

“El estallido de la psicosis se da ante la emergencia de una libido homosexual… frente al Padre”, es ese un avance correcto de la tesis primera.

Pienso que es necesario tener en cuenta el desarrollo que sufre la libido en los diversos estados que presenta el sujeto y que podría presentar una predisposición hacia la paranoia. El infante, cuando pasa de un estadio que denominamos autoerótico donde la satisfacción se da en el propio cuerpo a un estadio que llamamos de elección de objeto, encuentra, entre estos dos estadios, un estadio intermedio en el cual, el niño, antes de escoger un objeto del exterior, se toma como objeto a sí mismo. Esta fase denominada narcisismo, es importante ya que, en lo tocante a los genitales, podemos pensar que, en algún punto del desarrollo éstos se constituyen como lo más importante para el sujeto y la elección de objeto, que vendrá después y será heterosexual, se dará a través de una elección de objeto homosexual, pues el niño al elegirse a sí mismo como objeto (narcisismo) con sus genitales iguales no está haciendo más que elegir de manera homosexual.
Hay sujetos que se quedan un tiempo largísimo en esta instancia narcisista, eso es lo que denominaríamos fijación, y si lo podemos formular de otro modo, diremos que la libido, que debería hacer un recorrido normal, se queda estancada en uno de los laberintos del sujeto, este laberinto tendría el nombre de narcisismo –. Numerosas veces hemos escuchado que alguien tiene una fijación oral si fuma en exceso o si es alcohólico, pues bien, eso es lo que pasa en relación con la fijación. Esta fijación se puede producir, porque la mayoría de veces lo hace, de manera patológica, esto tiene consecuencias y una de las más importantes se denomina regresión la cual causa que la libido se regrese, como la misma palabra lo dice, a etapas anteriores del desarrollo, esto es necesario explicarlo, ya que si un sujeto llega a alguna etapa del desarrollo, como la elección de objeto, pero si esa libido está comprometida, esta persona, por efecto de la regresión, se devolverá hasta la etapa de narcisismo, eso es lo que queremos ilustrar, pues de otro modo es impensable [13]. Diremos solamente que, a través de la fijación y la regresión, se puede presentar, en un sujeto, una predisposición hacia la psicosis.

Hasta aquí hemos esbozado sólo una parte del mecanismo de la psicosis tal como Freud la plantea. Pero con el fin de tener una concepción más completa tomaremos dos puntos, los mismos que Freud toma, para intentar extraer del texto del loco Schreber las mayores puntualizaciones posibles.
Estos dos vértices nos indicarán de manera precisa lo propio de la paranoia, vértices a saber: el mecanismo de formación del síntoma y el mecanismo de la represión.
Tomaremos el primero, que se intenta desde el mecanismo de la formación del síntoma. Este mecanismo de formación de síntoma recae sobre el mecanismo que abandonamos anteriormente con la licencia de ustedes, es la proyección la que se nos impone, por parte del maestro, para la intelección de este mecanismo. Se dice a menudo, no sé hasta qué punto de manera correcta, entre profesores, alumnos y personas conocedoras del tema que el mecanismo fundamental de la paranoia es el mecanismo de la proyección mencionado y explicado de manera no tan detallada en páginas anteriores. Aquí, avizoramos un estado interno que es desfigurado y experimentado como una percepción desde afuera[14], un ejemplo es el amor – y el odio. Este camino y este vértice nos niega el paso, no podemos avanzar por aquí pues la proyección podrá ser un mecanismo de capital importancia en la paranoia, pero no es el único en las clases de paranoias que hay y menos pretender que lo sea en las otras formaciones de la psicosis.

Es imperativo tomar otra vía, un segundo vértice que usaremos para avanzar hacia una concepción más clara de la psicosis. Estamos considerando la represión en esta instancia como segundo vértice. La represión es la fuente de los fenómenos patológicos, de esto dan cuenta las neurosis. Pero me inclinaría por indicar de manera explicativa qué es lo que pasa en lo tocante a la represión en la psicosis y para hacerlo, es necesario dividirla en tres instancias y servirnos del ejemplo de libido que consideramos hace algunos minutos. En la primera, observamos que la libido debe hacer un desarrollo específico, diremos que es un recorrido determinado. En algún momento esta libido se desvía del camino, se descarría, por así decirlo, y se dirige hacia un estadio infantil. Esta libido será de naturaleza inconsciente frente a las constelaciones psíquicas que tuvieron un recorrido normal, dicho de otro modo, será reprimida frente a otras que han tenido su correcto desarrollo
En la segunda instancia ya hablaríamos de la represión en el rigor del término. Parte de los sistemas del yo e intenta dar caza a la libido que se quedó rezagada dentro del proceso de desarrollo. A esta corriente represiva le atribuimos el dominio sobre los retoños psíquicos de aquella libido primariamente detenida. Hay un estado particular de la represión en este mismo estadio: cuando las pulsiones que se retrazaron, aquí podemos decir sin miedo a equivocarnos pulsión y libido con la misma intención, se robustecen, se hacen más fuertes y entran en conflicto con el yo.
Es en el tercer momento donde la represión falla, Freud dirá fracaso, que es un término más duro, y es ahí cuando la pulsión o la libido, que vienen desde el lugar de la fijación, – recuerden el ejemplo que colocamos anteriormente sobre el tabaquismo y el alcoholismo, – se abren camino y como un alud insostenible hacen regresar al sujeto al lugar primordial de estancamiento de la libido. A eso que denominábamos laberinto y, para articularlo, el laberinto del narcisismo…
Para ilustrar lo anterior, Freud, recurre nuevamente a un delirio que denomina delirio de sepultamiento del mundo, aquí Schreber encuentra que el mundo está destruido, ya no hay personas vivas y todo ha caído. Diremos que no es que el mundo haya caído, es que el psicótico retira la libido del mundo, de las personas, ese retiro de energía del mundo es lo que causa el sentimiento de que para él todo se hubiera derrumbado. Además de esto, podemos indicar que no ha retirado la libido del mundo y las personas por algo gratuito, es porque si el mundo se derrumbó afuera es porque su mundo interior sufrió un destino similar, es su mundo subjetivo el que está hecho pedazos. El planteo que podemos entrever nos señala lo que ha sucedido con Schreber y por qué los delirios responden, aunque lo hacen de una mala manera a una exigencia del psicótico supremamente particular, – me gustaría hablarles un poco acerca del sinthome y del saint homme[15] donde Lacan esboza la solución posible a la psicosis, pero creo que será para una nueva ocasión. Entonces del lado del psicótico, con su delirio, podemos decir que éste (el delirio) responde a una exigencia muy significativa del sujeto, es por un mundo que está en ruinas, que no es más que el suyo solamente, donde se responde con los delirios, es para poder reconstruir de alguna manera ese mundo destruido. Será la represión la que se constituya como un desasimiento de la libido y sea la responsable directa del mismo, esto quiere decir que sea la represión la que hará que la libido se retire del mundo y las personas y este acontecimiento se dará de manera muda. Es del intento de reconstrucción del mundo, los delirios, que tenemos noticias y unas noticias estruendosas, el delirio es lo que causa el impacto, puesto que en este punto la represión se deshace y la libido desasida intenta regresar de donde fue sustraída (del mundo exterior).

Llegamos a este punto que es fundamental y nos ayudará a entender el mecanismo de la psicosis en lo referente a la proyección, tema que dejamos pendiente. Freud entiende que la libido no es sofocada en el interior y proyectada hacia afuera, sino es un algo cancelado adentro pero que retorna desde afuera, dicho de otro modo, la represión hace que la libido se deshaga de las cosas exteriores, eso se constituye como lo cancelado, pero esto se manifiesta de un modo tal que retorna no desde el adentro sino desde el afuera, por eso llegamos al punto, sin hacer un desarrollo previo, donde decíamos que es imposible hablar de la proyección en los mismos términos en dos estructuras clínicas diferentes, a saber, la neurosis y la paranoia. La diferencia fundamental consiste en que en la neurosis, la proyección se da porque algo, un elemento fundamental para la constitución del sujeto, sí pudo entrar en el sujeto, fue reprimido y por ese motivo es por el cual regresa, ese retorno se da desde adentro hacia fuera, pero es percibido o reencontrado desde afuera. En la psicosis hubo algo que no entró, que fue cancelado, la importancia de esta palabra es fundamental porque creo que tiene un significado de excluido, entonces lo cancelado en lo más radical y extremo del término. Eso cancelado no pudo entrar en el sujeto, no pudo pasar a formar parte de él. Hasta ahí todo bien, pero el problema no se detiene aquí: lo cancelado retorna desde afuera. Es conocida la formulación de Lacan al respecto: “un significante forcluido en lo simbólico retorna desde lo real”[16], aunque los alcances son diferentes en Freud y Lacan, podemos decir que la esencia de esta afirmación intenta explicar la manera de vivir del psicótico: eso que fue cancelado retornará desde el exterior y “se irá imponiendo sin pausa”[17], es la única manera de articular lo dejado por Freud en lo concerniente a esto y lo vemos en la articulación de Lacan en su Seminario, Libro III, donde estudia a fondo las Psicosis, cuando dice que hubo algo que no fue incluido en el universo (simbólico) y esto es lo que retornará desde lo real haciendo del psicótico un mártir[18] del inconsciente.

Vamos a decir lo que sucede en la paranoia y cómo se desarrollan las cosas de un modo claro. A través de la represión en el sujeto hay un retiro de libido tanto de las personas como de las cosas, ahí se rompe el vínculo con el mundo, con la realidad, pero esto no es lo patógeno de la psicosis pues este desasimiento de libido lo encontramos en la vida cotidiana, en los duelos, por ejemplo. Lo fundamental y propio de la psicosis se da en el momento inmediatamente después del proceso de desasimiento o retiro libidinal de la realidad puesto que es imposible que libido retirada desaparezca, toda esta carga libidinal, que es por cierto hiperintensa, se volcará al yo y provocará delirios de grandeza, en la mayoría de los casos, y la regresión, de la que hablamos anteriormente, hará que el sujeto vuelva al estadio del narcisismo con una fijación patológica al mismo.

Por último quisiera mencionar, por rigor y fidelidad al texto de Freud y en anudamiento con lo anteriormente expuesto, una frase que él trabaja en cuanto a la defensa contra un deseo homosexual como el núcleo de la psicosis y al delirio de persecución. Dice primero, si hay una libido homosexual esto equivaldría a decir: Yo lo amo (al varón) y podemos ver que aquí se es posible proponer 4 formas de contradicción con esa posición intolerable: amar al varón.
Yo no lo amo (al varón) – Pues yo lo odio, es claro que esta oración no se le puede dar al psicótico de esta forma porque se intenta explicar el delirio de persecución y este es experimentado desde afuera, entonces esta frase se sofoca y se convierte en lo contrario y ahí es donde se experimenta pero viniendo desde afuera: “El perseguidor es el otrora amado[19]”: Yo no lo amo (al varon) – Pues yo lo odio, porque él me persigue.
Yo no lo amo (al varón) – Yo la amo – Porque ella me ama. En la segunda forma de contradicción encontramos la erotomanía en el sentido más estricto del término. Esta erotomanía, que es vivida por el psicótico como un acto de amor – siempre desde afuera, recordemos cómo se da la proyección en esta estructura – que otro, cualquiera sea ese otro, siente por él. En la contradicción, en lo que atañe a este fenómeno, podemos encontrar la explicación correspondiente.
No yo amo al varón – Es ella quien lo ama. Esta tercera contradicción se hace posible al momento de presentar los celos paranoicos. Del lado del paranoico, la defensa se erige contra las mociones homosexuales que siente hacia otros hombres.
Yo no amo en absoluto – y no amo a nadie. Ultima contradicción a la frase primera que no delata más que la causa del delirio de grandeza o de la sobrestimación del paranoico o de su objeto de amor.[20]


Esteban Ruiz Moreno
27 de Noviembre de 2006


Referencias Bibliográficas


[1] ROUDINESCO, Élisabeth. Jacques Lacan, Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Barcelona. Editorial Anagrama. 1995.
[2] FREUD, Sigmund, Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Obras Completas, Tomo XII. Buenos Aires. Amorrortu Editores. 1995.
[3] Siendo los otros cuatro: El Hombre de los Lobos (De la historia de una neurosis infantil 1914), El Hombre de las Ratas (A propósito de un caso de neurosis obsesiva 1909), El caso Dora (Fragmento de análisis de un caso de Histeria 1901), El caso Juanito (Análisis de la fobia de un niño de cinco años 1909).
[4] LACAN, Jacques. El Seminario, Libro III, Las Psicosis. Buenos Aires. Ediciones Paidós.1993. 
[5] FREUD, Sigmund. Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Op. cit., p. 14
[6] Ibid, p. 13.
[7] Término que es necesario explicar ya que Schreber o el psicótico tramita las cuestiones concernientes a su mundo de manera imaginaria, esto quiere decir que la respuesta de él será imaginaria casi siempre, por eso la proliferación imaginaria o la proliferación de los delirios.
[8] Del conocido Mal – decir.
[9] FREUD, Sigmund, Trabajos sobre Técnica Psicoanalítica. Sobre la Dinámica de la Transferencia. Obras Completas, Tomo XII. Buenos Aires. Amorrortu Editores. 1995.
[10] FREUD, Sigmund, Moisés y la religión Monoteísta. Obras Completas, Tomo XXIII. Buenos Aires. Amorrortu Editores. 1993.
[11] RUIZ, Esteban. Dios y el Padre. 2006.
[12] En las antiguas fiestas teatrales de Grecia y Roma los actores se cambiaban las máscaras para presentar, uno solo actor, diferentes personajes en el escenario y desarrollo de la obra.
[13] La libido homosexual, al ser escogido el objeto de manera heterosexual, no desaparece sino que es sublimada (obviamente en los sujetos que podemos denominar “normales”) y transformada en amistad, el amor por el partido político… 
Cuando se trata de las personas que son dominadas por esa libido de la que no han podido salir decimos que serán los homosexuales manifiestos, son los que, en otras palabras, no pueden librarse de esa exigencia: la libido homosexual.
[14] LAPLANCHE, Jean y PONTALIS, Jean Bertrand, Diccionario de Psicoanálisis. Bogotá. Editorial Labor. 1977.
[15] LACAN, Jacques, El Seminario, Libro XXIII, El Sinthoma. Lacan utiliza aquí una homofonía entre Synthome y saint hommme para decir que el verdadero santo – hombre o sinthoma es quien no responde de manera imaginaria (con una construcción delirante) frente al goce sino que la respuesta se da a través del lenguaje para poder dar un intento de organización a su goce.
[16] LACAN, Jacques. El Seminario, Libro III, Las Psicosis. Op. cit.
[17] FREUD, Sigmund. Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Op. cit., p. 41
[18] Mártir en su asunción original: como testigo. Pero estaríamos tentados a agregarle también como sufriente.
[19] FREUD, Sigmund. Op. cit., p. 59
[20] FREUD, Sigmund. Op. Cit.

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