27 abr 2007

Homenaje 150 Años Natalicio de Freud






Homenaje 150 Años Natalicio de Freud






Homenaje 150 Años Natalicio de Freud






Homenaje 150 Años Natalicio de Freud - Ponencias

LAS MUJERES, ¿AMAN POCO?
Diana Carolina Benavides Chamorro
Los hombres siempre engañan, porque detrás de todo hombre, hay siempre una mujer, sea quien sea, la novia del pasado, una gran amiga, las que secretamente sueñan, su madre o la posibilidad de otra que elegirán para irse un día, pero siempre hay otra mujer”.
Beatriz Zuluaga

Este homenaje al 150 natalicio de Freud constituye el pretexto perfecto para hablar de innumerables temas que envuelven nuestra cotidianidad. Temas que muchas veces van más allá de lo que se puede nombrar, que angustian y generan malestar. Y es por este motivo que el deseo de conocer sobre el psicoanálisis nos genera muchas veces cierto desasosiego, sin embargo en esta oportunidad y con motivo de recordar a Freud con gran respeto y orgullo, quiero hablar del amor porque es un tema en el cual estamos inmersos día tras día ya sea porque esta presente o porque sentimos que nos falta. Pero esta ahí, generando malos entendidos, angustias, etc.

En la actualidad escuchamos de las parejas todo tipo de quejas, reproches, dudas, desconfianzas, celos, infidelidades, etc. Y es por este motivo que quiero hablar del amor en las relaciones de pareja y centrarme particularmente en las formas de amar en la mujer.

¿Por qué en la mujer?, principalmente porque me llama mucho la atención cómo las mujeres hacen evidente con mayor frecuencia al mundo su frustración o descontento frente a su relación sentimental, aunque los hombres también lo hacen, las mujeres lo hacen de una forma mas tangible, porque una mujer no se queda callada, llora, grita o simplemente es la actriz perfecta para hacer los shows que supongo que más de una vez alguno de nosotros los hemos presenciado. Sé que posiblemente los hombres también han realizado este tipo de actos, sin embargo, quiero centrarme especialmente en la mujer, sin desconocer que estos actos no son exclusivos de ellas, sino que también se dan en algunos hombres, pero en esta ocasión voy a hablar específicamente de las mujeres.

Entonces, me pregunto ¿Qué es lo que realmente buscan algunas mujeres frente a tantas quejas?, ¿Qué es lo que reclaman en todos sus reproches y por qué se invierte tanto tiempo y tanta libido en estas escenas y no en amar?. Es primordialmente esto lo que me llevó a hablarles de ellas y sus formas de enamorarse.

Esta ocasión me parece la oportunidad perfecta para hablar del tema, y más aún, para abordar esas mujeres que a través de la historia marcaron el rumbo del psicoanálisis y porque no decir el surgimiento mismo y el interés fundamental de los precursores de éste por su estudio. Entonces, ¿Cómo dejar atrás a las famosas Dora o Anna O. ?.

Es imposible olvidar como Dora[1] a partir de sus sueños y todo el malentendido generado a partir de sus enfermedades dejó entrever las vías del amor y sus formas de manifestación, mediante un enamoramiento hacia un hombre comprometido. Es así que con ella se alude al hecho de que los motivos de una mujer para enfermarse pueden ser una forma de expresión y datan en su caso, de una niña hambrienta de amor, que de mala gana tiene que compartir con sus hermanos el amor de sus padres.

Mediante la enfermedad todo sujeto habla, es decir, el cuerpo se convierte en el escenario perfecto donde se plasma todo lo que con palabras no se puede nombrar y aquí se escenifican todos los típicos reclamos, quejas y lamentos que los sujetos tienen que hacer pero que es imposible decirlo con palabras, ¿Y qué mejor forma de expresión que el propio cuerpo?.

A menudo los motivos de enfermedad, particularmente de algunas mujeres –aunque también de algunos hombres-, pueden empezar en la infancia, como ya lo he mencionado, en un constante reclamo de exclusividad y preferencia de una niña hacia sus padres, que se ve amenazada por sus hermanos a tener que obligatoriamente compartir ese amor que en un momento dado ella creyó que le correspondía sólo a ella y era de su propiedad. El hecho de darse cuenta que tiene que hacer algo que no le gusta es la razón suficiente para enfermarse y así hablar con su cuerpo de eso que es tan intolerable y que atormenta su vida.

Cuando esta niña que reclama mediante la enfermedad se ha hecho mujer, en una contradicción absoluta a sus quejas primordiales infantiles, se enamora de un hombre desconsiderado, de esos que las mujeres dicen no querer encontrarse, ese hombre que la sofoca, la explota, la humilla, y hace que ella se aguante una aparente vida de “victima”, provoca que esta mujer como respuesta a todo esto que la aqueja busque nuevamente la vía de la enfermedad como única salida para defenderse y encuentra en ésta arma la perfecta excusa para que este hombre tenga consideración de ella. Es sin duda alguna como Freud lo manifestó “el estado de enfermedad es obra de un propósito”.

Y Dora no es la única que enfermaba para hablar, cotidianamente encontramos a nuestro lado a muchas mujeres de este tipo, aunque lo vemos también en los hombres, en la mujer se hace más evidente porque la queja se muestra con mayor frecuencia o dicho en otros términos las mujeres hacen que el mundo se de cuenta de su sufrimiento y buscan cualquier medio de expresión, es decir, he visto que son más evidentes que los hombres cuando quieren manifestarse. ¿O acaso nunca hemos escuchado a alguna amiga decirle al novio “no me hables más que me duele la cabeza ” y sin razón alguna devienen grandes migrañas y enfermedades de este tipo en ellas?. Es común que en algunas mujeres la vía de expresión sea el cuerpo y como dije antes el escenario perfecto para plasmar lo que con palabras no se puede decir.

Mediante el saber psicoanalítico y a partir de casos como el de Dora se evidencia que este discurso no está plasmado solo en los libros, sino que más allá de eso, es un saber que se va patentizando cotidianamente, que se va viviendo en cada acto que se realiza día tras día y que no solo Dora, o las famosas histéricas de las que el psicoanálisis se enorgullece presentar como motivos de estudio, son las únicas mujeres que amaron con el cuerpo de tal forma que ahora dejan mucho que pensar sobre estas formas de amar, y por ende cabe la pregunta: ¿Las mujeres, Aman poco? o en realidad ¿Qué buscan cuando aman?.

Es importante decir que al hablar de la mujer, habría que preguntarse de una por una, y escucharlas, porque mediante este saber y así como Lacan afirma: “el único modo que podemos decir algo del ser femenino, es una por una”. De esta forma no pretendo generalizar a todas las mujeres en los términos que planteo, por el contrario quiero hablar de algo que he visto en la clínica y más aún en la vida cotidiana, donde a partir del caso por caso se aluden los hechos de los que hablo.

En primer lugar y retomando solo un punto fundamental de los reclamos de las mujeres ante su descontento y frustración al amar hablo de la enfermedad como una forma de expresión, vemos como una mujer le dice a su esposo que no se siente feliz a través de un dolor corporal, pero en realidad lo que reclama no solo viene de este momento, sino que su queja proviene de un descontento fundamental de saber que no es exclusiva para el amor de sus padres. Entonces vemos aquí que la queja no va dirigida principalmente a su esposo, pero ¿Por qué estas mujeres escogen a esos tipos de hombres para enamorarse? y ¿Cómo es ese mecanismo de la elección del objeto de amor?.

Cuando Freud en 1905 escribe “Tres ensayos de Teoría Sexual” en el apartado “Las Metamorfosis de la pubertad”, hace alusión a lo siguiente: “El hecho de que el primer enamoramiento serio del joven, como es tan frecuente se dirija a una mujer madura, y el de la muchacha a un hombre mayor, dotado de autoridad, es un claro eco de esta fase del desarrollo: pueden revivirles, en efecto, la imagen de la madre y del padre. Quizá la elección de objeto, en general, se produce mediante un apuntalamiento, más libre, en estos modelos. (...) Dada esta importancia de los vínculos infantiles con los padres para la posterior elección del objeto sexual, es fácil comprender que cualquier perturbación de ellos haga madurar las más serias consecuencias para la vida sexual adulta; ni siquiera los celos del amante carecen de esa raíz infantil o, al menos, de un refuerzo proveniente de lo infantil.”[2]

Sin embargo, no es regla que en las mujeres histéricas la elección de objeto provenga exactamente de este mecanismo como tal. Es decir, algunas mujeres pueden vincular a otra y mediante una intención inconsciente pueden desplazarla como objeto y admirarla como un punto de acercamiento al enigma de la feminidad, o hacer que ella se convierta en una sospecha que es causada en el deseo por un hombre, mientras no se convierta en una competidora real.[3]

Por ejemplo, aquí es muy importante tener en cuenta que algunas mujeres en su sufrimiento, enuncian determinada demanda que apunta hacía el hecho de que el hombre del cual dicen estar enamoradas puede posiblemente tener otra mujer, para Lacan esto indica que la mujer histérica no quiere a un hombre, sino al objeto que está detrás de él y a veces ese objeto puede ser una mujer. Hector Gallo, retomando palabras de Lacan afirma que “el objeto de la histérica es homosexual”.[4]

Es evidente que en el caso Dora, la queja proveniente a partir de un aparente enamoramiento de un hombre que tiene a otra mujer, es a través del análisis que se mira como ella va desvalorizando a esta otra mujer, como una estrategia femenina con la cual pretende hacerse amar y llamar la atención de esta otra que es quien en un momento dado más le llama la atención. La condición en Dora es el “amor a la otra”, que en este caso es la esposa del hombre al cual ama.

Las mujeres que suelen atraer a un hombre comprometido, quieren desplazar a la otra, haciendo que este hombre sea solo para ellas. Claro está que todo depende del cada caso y las motivaciones psíquicas de la vida amorosa que se muestran particularmente en ciertas historias.

Por otra parte, quiero abordar otro de los casos que en la historia del psicoanálisis es muy importante y es el caso Anna O.[5] Quien siendo una muchacha que a partir de cuidados brindaba amparo a los pobres, una persona noble y trasparente ante los ojos de Freud, con una aparente vida brillante, era una mujer que no había conocido el amor, mucho menos se había desarrollado en ella un elemento sexual, y que hasta se quedo sin palabras para manifestar ese malestar.

Muchos de nosotros conocemos a este tipo de mujeres bondadosas que dedican su vida a la ayuda de los demás, que brindan de sí mismas su vida aparentemente a favor de las otras personas, pero que descuidan completamente la de ellas, principalmente en el ámbito del amor, me pregunto entonces ¿A quién buscan este tipo de mujeres para amar?.
La respuesta la encuentro cuando en ellas se suelen manifestar profundas represiones en cuanto al amor primordial por su padre y prefieren no amar a ningún otro hombre y seguir manteniendo ese amor, desplazando así toda su libido sexual al altruismo y otro tipo de labores y eventos que realizan las mujeres que deciden amar de otra forma. Es así como buscan otros tipos de amor, sin dejar nunca de amar a el primer hombre de su vida, su padre.

Este tipo de mujeres lo encontramos particularmente en las que dedican su vida (por decirlo de algún modo) al servicio del Dios, ellas hacen una sublimación del amor, donde la energía de mociones infantiles de deseo que no fue bloqueada, se pase a un lugar donde la energía netamente sexual ya es inutilizable, es decir, se pierde aquí el carácter sexual y se convierte en una meta socialmente valiosa.[6]

Pero este tipo de mujeres sería otro tema igualmente importante, por ahora quiero hablar de las mujeres que dicen amar. Este punto me llama mucho la atención puesto que las mujeres hablan de una queja absoluta al enamorarse, se quejan de aquel que las encanto con palabras o que las encanto por la ausencia de ellas, se quejan por el que les brinda mucho amor y también del que ni siquiera las voltea a mirar, se quejan del que las halaga y del que las insulta, se quejan de lo lindo del amor y se quejan también porque sufren a causa de este.

Las mujeres buscan ser reconocidas a partir del amor, buscan ser escuchadas y no solo sus reclamos y quejas sino lo mucho que tienen que decir, sobre su ser femenino en sí, en falta, en las que piden que respondan las preguntas de las que ellas no pueden responder.

Las mujeres cuando se enamoran buscan a un hombre que aparentemente las haga felices, un hombre a quien toda la vida le reclamaran porque les hizo el amor y se llevó supuestamente una parte de ellas, porque a ese hombre no lo pueden olvidar, porque a través de él se sirvieron para gozar, y para estar ahí.

Porque como es comúnmente visto, a las mujeres muchas veces no les importa que no las amen, pero si que estén ahí, acompañándolas, guardando con ellas el paso del tiempo que tapone lo que las angustia y que estén a su lado para no sentirse tan incompletas, necesitan de un hombre que así no las ame éste ahí y no las deje nuevamente solas.

Freud siempre tuvo esa inquietud por la mujer, y ese ser que tanto inquieto a Freud, fue objeto de estudio para Lacan pero de la forma que les estoy hablando, a partir del goce de la mujer. Se dice que las mujeres gozan buscando reconocerse a través de los espejos y asegurarse de ser otras de lo que son.[7] Es decir, buscan gozar para ser otras para ellas mismas.

Es muy difícil saber sobre las mujeres, y escuchamos cotidianamente a los hombres decir y preguntarse una y otra vez “...¿Por qué las mujeres son así?, nadie las entiende”, y esto les recuerda a las mujeres de sus fantasías: la buena, la mala, la puta, la virgen, etc. Y todos estos tipos de mujeres extrañas que cada día son diferentes, mujeres que cambian y causan su infinita intranquilidad, son las que constantemente los rodean. Mujeres extrañas que habitan en los pensamientos de los hombres, mujeres que aman o gozan mirando como los hombres se atormentan con ellas sea quien sea.

Esta forma con la que la mujer goza cuando tiene a los hombres así, no es motivo de alegría para ellas, puesto que no ubican en un lugar exacto el deseo que tienen ellos por ellas, y mucho menos como fueron capaces de entregarle su “amor” a ese hombre que las hace sufrir, y peor aún que por más que se dan cuenta de dicho sufrimiento tienden a seguir ahí y no pueden salir, por miedo a sentirse solas.

La soledad es algo que atormenta tanto a hombres como a mujeres, y es esto lo que evita e impide que algunas personas busquen estar solos y aparentemente “tranquilos”, porque este estado no existe. Este miedo a estar solas es el que hace que muchas mujeres se mantengan con su dolor, sin dejar de lado que si ellas permanecen ahí es porque aunque no estén felices, esto les gusta y es precisamente ese estado el que constituye su goce. Así, escuchamos a muchas mujeres decir: “estoy ahí porque es el papá de mis hijos, porque mantiene la casa con su trabajo, porque sola no podría salir adelante, y así tenga otra me lo aguanto y sigo con él porque así ya no lo quiera no puedo vivir sin él”. Muchas veces he escuchado este tipo de casos y aunque es imposible generalizar casi siempre la historia es la misma.

Me pregunto a partir de aquí, ¿En qué lugar dejan ahora las mujeres su deseo?. Hoy en día, con todos estos acontecimientos vemos como las mujeres delegan su lugar de ser mujeres deseadas para los hombres y se convierten en esclavas y hacen grandes sacrificios que las hacen sentir como objetos que son usados con determinados fines y cuando cumplen su misión, se las deja de lado. Estos reclamos de las mujeres son eternos, puesto que entre más sepan por la situación que pasan van a seguir gozando de su malestar.

¿A quién aman ahora las mujeres?, la respuesta la enfoco aludiendo a ese estado que encontraron antes cuando fueron deseadas y que ahora ya no lo son. Ahora ya no aman a ese hombre al que desearon un día, ahora aman gozar ellas con el órgano del hombre, gozar pero quitándole los calificativos del amor.

Ideal sería que las mujeres amen al hombre cuando en ese encuentro con él, acepten que no hay otra cosa más que un desencuentro, donde lo amen desde su feminidad, aceptando que no van a encontrar la completud a través de él, sino que lo van a amar desde su propia falta. Aceptar que ante sus continuos reclamos el hombre no puede hacer otra cosa más que amarla desde su propio deseo, que no va a ser el mismo que ella demanda. La amara desde lo que puede ofrecerle, pero no más.

Entonces retomo nuevamente la pregunta principal de mi ponencia: Las mujeres ¿Aman poco?; hemos abordado a lo largo del texto formas de expresión de amor en las mujeres que marcaron el rumbo en la historia del psicoanálisis, y a grandes rasgos mencionamos como las mujeres hablan a través de su cuerpo, y como una mujer hace una elección de dicho objeto de amor. Partiendo de los casos que mencione de las famosas mujeres histéricas con las que Freud trabajó, abordamos esos temas que nos condujeron a preguntarnos sobre si realmente una mujer ama a su pareja.

Retomamos las quejas y los reclamos que se hacen evidentes cuando una mujer dice enamorarse, sin embargo nos dimos cuenta que la mujer hace un reclamo eterno que no le corresponde directamente a ese ser que la acompaña y que si ella lo ama, lo odia, le pelea y se mantiene ahí es porque ese hombre nunca será lo que ella quiere que sea. La mujer busca a un hombre que nunca tendrá y a ese es al hombre que ama.

Las mujeres cuando aman, lo hacen desde el lugar en el que están ellas para ese hombre, aman el lugar en que él se encuentra, aman las miradas, las palabras, los momentos donde las hacen sentir que están en falta y que a partir de ahí las desean.

Para finalizar quisiera retomar las palabras de un texto que leí mientras terminaba ésta ponencia que se titula “Más allá del amor” que empieza diciendo “que el objeto que se demanda no es siempre el que se desea”.[8]


Muchas Gracias,

Diana Carolina Benavides Chamorro.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 11 (1910 ). Cinco Conferencias sobre el Psicoanálisis y otras obras. (1910[1909]).

FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 2 (1893 - 95 ). Estudios sobre la Histeria (Breuer y Freud). Historiales Clínicos.

FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 7 (1905 [1901]). Fragmento de Análisis de un caso de Histeria (Dora)

FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 7 (1905 [1901]). Tres Ensayos de la Teoría Sexual (1905). Las Metamorfosis de la Pubertad.

GALLO, Hector. PAREJA Y FAMILIA: CLINICA DE LA DIFERENCIA SEXUAL. Editorial Universidad de Antioquia.

KRAJZMAN, Maurice – Moshé. EL LUGAR DEL AMOR EN EL PSICOANÁLISIS.

MILLER, J. Alain. LÓGICAS DE LA VIDA AMOROSA.
¿PUEDEN LOS HOMOSEXUALES EJERCER EL PSICOANALISIS?

Por: Andrés Ordóñez Villota.

En los últimos tiempos la homosexualidad ha dejado de ser un tabú, por ello sujetos con una orientación libidinal de tipo homosexual han sido aceptados en casi todos los campos de la vida cotidiana. En nuestro país, para no ir más lejos, hemos visto personas declaradas abiertamente homosexuales en la televisión, en la política y en muchos ámbitos de la vida social (cantantes, deportistas, etc.). Así, vemos que la discriminación hacia las personas que presentan esta condición ha ido disminuyendo en gran cantidad en las ultimas décadas, y se les han abierto muchos campos, tanto laborales como sociales, en los que antes el hablar tan siquiera de este tema era considerado un crimen. Pero esto nos lleva a plantearnos una pregunta fundamental: ¿es la homosexualidad un impedimento para ser candidato, y más aun, para autorizarse como analista? E incluso nos lleva a un tema aun más enmarañado: ¿es la homosexualidad una patología?

Es esta ultima pregunta en la que se centrara este texto y mediante ella intentare mostrar una visión basada en algunos textos del maestro Sigmund Freud en los que se aborda este y otros temas relacionados con la elección de objeto y las perversiones.

Para empezar a hablar de la homosexualidad o inversión, debemos primero mencionar dos términos que Freud introduce en sus “tres ensayos para una teoría sexual” (Freud, 1905): objeto sexual y meta sexual. Por obvias razones la inversión atañe a una desviación de el primer concepto, el de objeto sexual, y entre los invertidos se reconocen distintos tipos, basándose en su conducta: a) los invertidos absolutos, son aquellos cuyo objeto sexual debe ser exclusivamente de su mismo sexo, y a quienes el sexo opuesto no les interesa sexualmente e incluso puede producirles repugnancia, b) invertidos anfígenos, para quienes el objeto sexual puede ser tanto de su mismo sexo como de el sexo contrario, y c) los invertidos ocasionales, aquellos en los que esta desviación se produce bajo ciertas circunstancias, como la inaccesibilidad del objeto sexual normal. En algunos casos toman su inversión como una orientación normal de la libido, generalmente en los casos absolutos; mientras que en otros se reniega de su condición y se la adopta como una patología, lo cual podría ser la condición para que el sujeto entre en un tratamiento analítico. En el caso de la forma mas extrema de la homosexualidad, podemos suponer que esta existió desde épocas muy tempranas y que la persona se siente conforme con su condición.

Es necesario también ver como la sociedad ha visto la inversión a través del tiempo. La primera apreciación que se tuvo en los tiempos modernos fue tomarla como una degeneración nerviosa, pero esta idea muestra muchas fallas, ya que una degeneración debe cumplir, por así decirlo, dos condiciones para ser considerada como tal; primero que coincidan varias desviaciones graves respecto de la norma, y segundo que la capacidad de rendimiento y de supervivencia aparezcan gravemente deterioradas. En primer lugar debemos saber que la inversión se puede presentar en sujetos que no muestran ninguna otra desviación con respecto de la norma; igualmente esta se encuentra en sujetos con una capacidad intelectual altamente elevada, lo que lo posibilita para tener una capacidad de rendimiento superior; y por ultimo si estudiamos la cultura de ciertos pueblos antiguos, encontramos que la inversión llego a formar instituciones y era aceptada incluso en la mas altas esferas, este es el caso de los Efebos en la antigua Grecia.

Así como la anterior, se han intentado dar a la inversión muchas explicaciones, como el carácter innato que se intento dar al primer tipo de inversión (el absoluto). Pero de aceptar esta teoría estaríamos cayendo en la “explicación más burda”, la idea de que una persona trae consigo, innato, el enlace de la pulsion sexual con un objeto sexual determinado. Por otro lado esto implicaría el separar a este tipo de invertidos de los de otro tipo en los cuales se podría ver que la inversión nació de otra manera. Lo mas apropiado seria ver a la inversión como un carácter adquirido, una desviación del objeto de la pulsion sexual, ya que encontramos que en muchos casos de inversión, incluso en invertidos absolutos, puede encontrarse una impresión sexual que los marco en la infancia, dejando tal huella que su resultado fue la elección homosexual de objeto; igualmente encontramos que la inversión puede ser tratada por medio de la sugestión hipnótica y el análisis, e incluso puede desaparecer, lo cual seria asombroso si se tratara de un carácter innato. La inversión solo podría caracterizarse como una frecuente variación de la pulsion sexual, que puede estar determinada por cierto numero de circunstancias externas.

También se busco explicar la inversión con hipótesis que afirman que esta estaba dada gracias a un cierto tipo de hermafroditismo psíquico, en la que en el cerebro de las personas, existirían ciertas áreas específicas para las conductas masculinas y femeninas, así como para la elección de un determinado objeto sexual. De presentarse este tipo de caracteres, en la inversión se verían involucrados otro tipo de cambios en cuanto a la actitud y características del objeto, es decir, un hombre invertido, buscaría en el objeto de su mismo sexo caracteres de virilidad y masculinidad, y una mujer, buscaría caracteres femeninos en su objeto homosexual. Pero cabe destacar que solo en cierto tipo de inversión femenina se observa este hecho.

En la mayoría de casos de hombres homosexuales, se encuentra que lo que se busca en el objeto de amor son precisamente características femeninas, tal era el caso de los Efebos en Grecia quienes eran tomados como objeto de amor gracias a su similitud con las féminas. En nuestros días, en la prostitucion homosexual que se ofrece a los hombres, se busca imitar al máximo las características femeninas, tanto en el vestuario, como en la gesticulación y hasta en la voz; en nuestra ciudad es fácil encontrar un claro ejemplo en una céntrica calle conocida por todos, en la que se ofrece este tipo de servicios. Claramente podemos ver que muchos homosexuales conservan un carácter viril, e incluso se esfuerzan por lograrlo, asisten a gimnasios y su preocupación por mantener un cuerpo esbelto y bien formado es casi obsesiva. El objeto sexual de estos invertidos debe mostrar características de ambos sexos, cumpliendo la función de un espejo en el cual se ve reflejada la propia bisexualidad. Una forma más para escapar a esa angustia que le produce el enfrentarse a la castración. En contraste, las invertidas activas muestran caracteres, tanto somáticos como anímicos viriles, y requieren en su objeto de amor, feminidad.

Pero no se puede hablar de la inversión sin mencionar los aportes que el psicoanálisis ha hecho en cuanto a su etiología y las situaciones en las que se produce. Para Freud, el proceso mediante el cual se establecía la inversión se da de la siguiente manera: “el hombre joven, intensamente fijado a la madre, algunos años después de la pubertad emprende una vuelta, se identifica él mismo con la madre y se pone a la busca de objetos de amor en los que pueda reencontrarse, para amarlos entonces como la madre lo amo a el” (Freud, 1922). Igualmente reconoce la existencia de múltiples factores que contribuirían a una inversión, en primer lugar, como ya vimos, esta identificación con la madre, lo cual dificulta en el sujeto el pasaje a un objeto sexual femenino diferente; encontramos también que se puede dar un giro narcisista en el que la libido se dirige hacia si mismo, lo cual resulta mas fácil para la economía psíquica del sujeto que el pasaje a un objeto sexual del otro sexo; una alta estima por el órgano viril, y en especial la incapacidad de renunciar a la presencia de este en el objeto sexual, es un factor que se deriva del anterior y tiene una especial importancia; en la investigación sexual que realiza el niño, un capitulo fundante se da cuando descubre que la niña no tiene un pene, es este momento el que origina en algunos sujetos con una elección homosexual de objeto la repugnancia, el menosprecio y aun el horror que sienten hacia la mujer. Pero no hablamos solo de los casos de inversión absoluta, sino también de algunos casos en los que la inversión se da de forma latente. Encontramos casos en nuestra vida cotidiana en los que ciertos sujetos, guiados por una fuerte fobia a la mujer, la involucran en un juego de seducción, en el cual realizan un excelente papel de conquistador, pero en cuanto la mujer, supuestamente deseada corresponde a sus aspiraciones, huyen despavoridos para poder así “desear sin correr el riesgo de ser encerrados por el deseo del Otro” (José E. Milmaniene, 1998). A través de este juego de seducción y huida, el sujeto logra escapar a sus fantasías homosexuales, mientras que reafirma su narcisismo poniéndose en el lugar de Don Juan, y consigue saciar sus fantasías vengativas y de envidia hacia la mujer, dejando a esta humillada y dolorida luego de haber caído ante sus encantos. El seductor sumergido en su acto histérico de la seducción consigue afirmar la omnipotencia fálica, ya que el Otro le brinda esa completud ilusoria que siente amenazada en cuanto despunta el deseo de este, huyendo ante la inminente presencia de esa falta que como objeto de amor deberá llenar.

De igual manera encontramos mecanismos parecidos en muchos casos de celos delirantes; este tipo de celos provienen de anhelos de infidelidad reprimidos, pero generalmente en estos casos, los objetos sexuales de este tipo de fantasías son del mismo sexo. Este tipo de celos actúan como un mecanismo de defensa frente a pulsiones de tipo homosexual de gran factura, y en el caso del hombre, este podría demarcarse con una frase: “yo no soy quien lo ama; ella lo ama”. Este tipo de mecanismos lo que hacen es proyectar hacia fuera, hacia otros, aquello que es inconciliable dentro de su propia interioridad. Pero así como en la paranoia este tipo de representaciones no se proyectan en un objeto al azar. En el paranoico el perseguidor deviene de alguien que otrora fue la persona mas amada, y es esa ambivalencia de sentimientos lo que defiende tanto al celoso como al paranoico de esas fantasías de tipo homosexual.

Por otro lado encontramos a la seducción como una influencia para la elección homosexual de objeto así como la angustia frente al padre, pues la renuncia a la mujer tiene el significado de hacerse a un lado en la competencia con él. Y en último lugar encontramos una rivalidad refrenada hacia los hermanos, en la que se evidencian cierto tipo de celos provenientes del complejo de Edipo, que provocaban todo tipo de actitudes hostiles, e incluso el desear la muerte de estos odiados rivales. Todas estas actitudes sucumben ante la represión y se llega así a una transmudación de sentimientos, en la que los antes detestados rivales devienen en los primeros objetos de amor homosexual aunque cabe resaltar que en este tipo de casos, no se produce una exclusión de la heterosexualidad, es decir, que los sujetos pueden mantener relaciones sexuales satisfactorias con un objeto de amor de diferente sexo, y no son presas de un horror o repugnancia frente a la mujer.

Si pasamos a observar el segundo concepto, el de la meta sexual, en los casos de inversión, observamos que no se puede hablar de una meta sexual única. Aunque por ningún motivo podríamos aseverar que la inversión sea una forma de perversión, por el simple hecho que en sus prácticas sexuales se encuentren acciones de tipo perverso. El porqué de la afirmación anterior se puede explicar mediante la observación de las practicas sexuales de las personas “normales”, en las cuales se evidencian a menudo, si no es que siempre, los mismos tipos de actividad perversa.

Pero para entrar a hablar de este tema es necesario mencionar algo acerca de las actividades perversas o desviadas a las que me refiero. Encontramos muchos casos que se desvían de la meta sexual normal, que es la de la penetración de la vagina por el pene, y que son utilizadas como un preámbulo para la misma. El uso de la mucosa labial, el orificio anal y diversas partes del cuerpo son comúnmente empleados en las prácticas sexuales de muchas de las parejas en todo el mundo con el fin de hacer una introducción y lograr así una estimulación que facilite la consumación del coito, así como en muchos casos se emplean practicas que incluyen posturas sadomasoquistas.

Pero en ocasiones este tipo de trasgresiones, junto con otras que son muy denigrantes, se alejan tanto de la norma que no pueden menos que ser declaradas patológicas, son aquellas en las que la pulsión supera las resistencias (vergüenza, asco, horror, dolor, pudor, etc.) en su búsqueda por ser saciada, y realiza asombrosas operaciones como lamer o comer excrementos o abusar de animales e incluso cadáveres. En muchos de estos casos podemos encontrar un carácter patológico no por las acciones que se realizan en pro de la nueva meta sexual, sino por su proporción respecto de la norma. Cuando encontramos un carácter de exclusividad dentro de la nueva meta o práctica sexual, es decir, cuando sustituye a la práctica normal, incluso cuando las circunstancias propician a esta última, es necesario juzgarla como un síntoma patológico; en donde se encuentran los caracteres de fijación y exclusividad propios de la perversión.

Mientras que el neurótico encuentra el placer en sus fantasías y en sus síntomas, el perverso recurre a acciones, a pasajes al acto para satisfacer a la pulsión, trasgrediendo la norma y negando la castración en medio de su exagerado narcisismo. “Los síntomas en modo alguno nacen únicamente a expensas de la pulsión sexual llamada normal (no al menos, de manera exclusiva o predominante), sino que constituyen la expresión convertida de pulsiones que se designarían perversas si pudieran exteriorizarse directamente, sin difracción por la conciencia, en designios de la fantasía y en acciones. Por tanto, los síntomas se forman en parte a expensas de una sexualidad anormal; la neurosis es, por así decir, el negativo de la perversión” (Freud, 1905)

Pero para que se muestra todo esto? Simplemente con el fin de diferenciar entre las diferentes clases de conducta homosexual, los caracteres que podrían definirla o no como una perversión. Encontramos que la homosexualidad esta presente en todo tipo de personas, neuróticos o no, todos los hombres han tenido deseos de tipo homosexual, e incluso los han consumado en el inconciente. Pero en aquellos casos en donde el objeto de amor homosexual y dicha practica tienen un carácter de exclusividad, puede hablarse de un claro cuadro patológico, lo que podría ser un impedimento para que dicho un sujeto como este pueda ser analista. No estamos hablando aquí de una discriminación por el hecho de ser homosexual, sino de una incapacidad, comparada con la de un sujeto epiléptico para pilotear un avión. El hecho de que socialmente la homosexualidad este siendo más aceptada, no puede ocultar el hecho, de que en muchos casos desde su génesis, es una patología. Incluso ahora observamos que se dan los medios para que sujetos con claras alteraciones del yo, y con muchas tendencias psicoticas, como ciertos homosexuales, puedan reparar en lo real, aquello que les es imposible articular por medio del lenguaje; hablamos de los transexuales, aquellos que cambian de sexo, con ayuda de la ciencia y el discurso capitalista al cual sirve. Pero igualmente muchos homosexuales muestran un carácter totalmente perverso. El prototipo de un ser que no soporta la castración y la niega incluso poniendo su cuerpo como sostén, mostrándose al mundo como una mujer completa, una mujer que posee un pene, una mujer no castrada. Es este el caso en que se puede decir que la inversión es una patología, y así como existen invertidos ocasionales que en una situación de imposibilidad de acceder al objeto normal, sucumben ante su pulsión; encontramos homosexuales que no realizarían ningún tipo de actividad heterosexual, así no pudieran acceder aun objeto de tipo homosexual.

Es este ultimo rasgo el que señala el carácter patológico, perverso, ya que esta exclusividad y fijación, como dije antes, es una de las características propias de la perversión. Si encontramos en un sujeto este tipo de traumas, no seria factible el hecho de que el se convierta en analista; no por un simple capricho o por algún tipo de discriminación por parte de las diferentes escuelas, sino por el hecho de que un analista, debe haber trabajado con sus propios fantasmas antes de querer trabajar con los fantasmas de otro. En palabras de Freud: “el analista, a consecuencia las particulares condiciones del trabajo analítico, será efectivamente estorbado por sus propios defectos para asir de manera correcta las constelaciones del paciente y reaccionar ante ellas con arreglo a fines. Por tanto tiene su buen sentido que al analista se le exija, como parte de su prueba de actitud, una medida mas alta de normalidad y de corrección anímicas” (Freud, 1937).

Por lo tanto no podemos dejar de lado la presencia de los rasgos patógenos en ciertos casos de Homosexualidad, y sobre todo no podemos dejar que nuestra opinión este guiada por la escasa información que nos llega a través de la televisión y otros medios de comunicación, en los cuales los personajes homosexuales, están destinados a mostrar su condición como esa falla que vuelve normal a la condición heterosexual, la excepción que confirma la regla. Y aunque intenten disfrazar esto como una forma de dar una vos a este tipo de personas, lo que permiten es que se mantengan los estereotipos y que se siga viendo a los homosexuales como degenerados; en la mayoría de personajes de este tipo, podemos ver que se exageran los rasgos y se llega a ridiculizarlos.

La homosexualidad por lo tanto puede ser, en algunos casos, un impedimento para ejercer el psicoanálisis, precisamente cuando esta condición raya con la perversión. Cabe destacar que existen analistas con una orientación libidinal de tipo homosexual, y las investigaciones muestran que en ningún caso, su condición ha afectado o restringido las reacciones transferenciales de sus pacientes. Aunque cabe destacar que esto no es del todo una prueba irrefutable ya que sabemos de muchos casos en los que se dan relaciones transferenciales maternas con analistas varones o transferencias paternas con mujeres, en donde se observa que la figura real del analista, en este caso la condición homosexual, no juega un papel primordial.

Así, por medio de todos estos aportes hechos por el maestro y por muchos otros autores que le precedieron, hemos podido tener hoy la oportunidad de echar un vistazo al problema de la homosexualidad y sus mecanismos, la posición que adopten frente a este tema, es una cuestión meramente subjetiva. Pero no esta demás decir que el tema de la “salud mental” y del bienestar de las personas no puede estar regido por preceptos democráticos, es decir, una patología no dejara de serlo por el hecho de que 10 o 20 psiquiatras decidan retirarla como tal de un manual de diagnostico; el problema de un sujeto esta mas allá de los intereses económicos o políticos del capitalismo, y la ciencia como su gran bastón intentara siempre buscar una unificación, una uniformidad del goce y mas aun del deseo, pero es justo ahí donde nuestro saber trabaja, es justo en esa forclusion del sujeto que propone la ciencia donde nuestro saber actúa.
SUBVERSION Y PSICOANÁLISIS
Por: Óscar Garzón Almeyda

“Llamo desgraciados a todos los que no
tienen que elegir más que entre dos cosas:
hacerse animales feroces o feroces
domadores de animales…”
[9]
F. Nietzsche



La sociedad actual, o porque no, nuestra época atraviesa por una serie de eventos y cambios que han marcado profundamente la historia de la humanidad y por ende, del sujeto mismo; estos cambios responden a un sinnúmero de avances tecnológicos y socio – culturales que determinan diversas formas de relación y de vínculos con el Otro.

A medida que nuestra sociedad avanza los tiempos y espacios para pensar e interactuar se ven disminuidos, los “ritmos” de vida representan un olvido de nuestra propia subjetividad y talvez de nosotros mismos. Es entonces que se forman nuevas relaciones de lazo social que se determinan a través de mediaciones tecnológicas.

Muy a modo de ejemplo, Chaplin en su película “Tiempos Modernos”, antecede la actualidad, con su visión sarcástica y crítica de los modos y relaciones de producción en un sistema industrial, donde la equivalencia hombre – maquina resulta una ecuación perfecta. De esta forma nos hacemos parte de una gran estructura productora y mercante, en la cual la subjetividad y el olvido del ser se imponen como insignia social, hasta convertirse en un requerimiento social.

Y ¿qué alternativas encontramos ante este ineludible giro de producción, consumo y tecnología?, ¿tal vez crear vínculos y relaciones sociales que nos protejan a la hora de enfrentarnos a nuestras fantasmas y a lo reprimido? Respuestas y caminos hay por doquier, soluciones y enfrentamientos han surgido “gracias” al avance tecnológico y sin embargo ¿es posible creer que todo aquello que hemos obtenido gracias a la ciencia y al discurso capitalista, responde de alguna forma ante todas las problemáticas, síntomas y malestares contemporáneos que observamos en la clínica y en la cotidianidad?, esta es una cuestión que invoca al orden y la lógica del caso por caso.

En primer lugar, es imposible reducir la diversidad creciente de sectas, partidos, hinchadas, equipos y demás grupos sociales junto a su influencia en la vida del sujeto, a tal punto de alienar al sujeto ante el semblante de una institución, ya sea, mediante un ideal, un mandato o un imperativo. Tal vez como lo decía Freud en su texto “Psicología de las masas y Análisis del Yo”: “En una masa el individuo experimenta, por influencia de ella, una alteración a menudo profunda de su actividad anímica., Su afectividad se acrecienta extraordinariamente, su rendimiento intelectual sufre una notable merma. Es evidente que ambos procesos apuntan a una nivelación con los otros individuos de la masa, resultado este que sólo puede alcanzarse por la cancelación de las inhibiciones pulsionales propias de cada individuo y por la renuncia a las inclinaciones que él se ha plasmado.” [10]

¿Y que quiere decir esto?, ¿esto es solo un indicador de la transformación de la vida del sujeto?, o ¿corresponde a una realidad devastadora que da cuenta de la actualidad y de los fenómenos de masa que se observan a diario?. Estas formas e influencias en el vínculo con el Otro, representan algunas de las modalidades contemporáneas de lazo social.

Para empezar quisiera dar un concepto general acerca de que es la subversión. Este concepto significa comúnmente una “pretensión deliberada de alterar, de forma radical y al margen de los cauces legales, el orden político, social o institucional vigente en un Estado. La subversión puede estar protagonizada por individuos o grupos que, además, pretenden extender al resto de la sociedad sus convicciones. Las connotaciones que derivan del término proceden de calificaciones morales o éticas. Mientras que aquellos que ejercen la subversión justifican sus actos en la supuesta pretensión de revocar sistemas y órdenes políticos injustos, al amparo de conceptos tales como revolución social o guerrilla de liberación, los detractores de las acciones subversivas las consideran como ataques directos contra la estabilidad de la sociedad misma, incluyéndolos, en los supuestos de subversión violenta, en la categoría de delitos de terrorismo o sedición.”[11].

Como podrán darse cuenta, el concepto de subversión tiene gran amplitud a la hora de exponerse, sin embargo, es de mi interés, estructurar este concepto a la luz de dos realidades: una, la del discurso imperante y las instituciones que lo representan y que en ocasiones lo enfrentan; y dos, la subversión del sujeto y porqué no, la subversión del sujeto ante el discurso imperante.

En primer lugar, es inminente aseverar la identificación a significantes amo en pos de un vínculo de lazo social, identificación que implica una serie de factores y transformaciones que enceguecen el juicio “racional” – y digo racional como un posible que desvanece ante la omnipotencia de un líder o de un ideal – y que poco a poco transforman al sujeto en torno a una institución o un significante al unísono de un amo que regula al propio sujeto.

De esta forma, la organización del discurso imperante se ve fragmentado en diversas instituciones que lo representan, tal y como puede ejemplificarse en el discurso capitalista, discurso que propende por rellenar los vacíos del sujeto mediante artefactos y objetos que colmen necesidades de cualquier orden, necesidades que poco a poco son construidas de forma artificial a través de los medios de comunicación y de la propia estructura social. Los semblantes de este discurso pueden abarcar cualquier tipo de institución, empresa u organización, como quieran llamarle.

Por ejemplo, la creciente tasa de corporaciones que inundan el mercado con video juegos, computadores, teléfonos celulares y un sin fin de objetos que han modificado sustancialmente la forma en que un sujeto se relaciona con el Otro, relaciones que probablemente han evolucionado o que quizá se han degradado. Todo en un juego interminable de adquisición que no apunta sino a engrandecer un semblante de poder y revestimientos narcisistas.

Sin embargo existen instancias que transgreden la ley y se convierten en subversivas de este poder absoluto, pero no obstante, estas nuevas instituciones abren camino a un interminable proceso de selección y segregación, a una interminable creación y conformación de sectas y hordas que entablan nuevos ideales e insignias sociales que luchan a cabalidad por sus ideales con quien se entrometa en su camino.

Intentaré aclarar este confuso hecho que intento dar a entender mediante una breve alusión al texto “Estructuras Clínicas y Salud Mental”[12] de Bernard Nominé, texto en el que se explica el origen de la secta y la resonancia de la palabra misma a lo largo de la historia.

A medida que el autor reseña las implicaciones históricas de la palabra “secta” articula la cuestión y el estatuto de la verdad entre ciencia y religión. Este desarrollo conlleva a la concepción de verdad y a las sutilezas de las cuales se valió la religión para poseer la verdad como algo oculto, intangible y custodiado por el dogma profesado, sin importar los medios que se debieran utilizar. En fin, al contrastar el impacto de la ciencia en el asunto de la verdad se expone como se “desposee a la religión de su estatuto de garantía de la verdad (…) sin embargo, lo que caracteriza a la ciencia es que se pasa el tiempo en poner en duda y examinar sus verdades”[13].

Este hecho conduce a razonar el lugar de la ciencia como un discurso que de por sí es incapaz de garantizar la verdad hoy en día, debido a que su posición y su estructura misma no le permite ser rígida o inflexible frente a la verdad y su posible falseamiento.

De esta forma, y retomo palabras de Nominé, “la religión y la ciencia dejan de ser instancias normativas para la verdad, los que necesitan certidumbres tienen tendencia a dejarse seducir por sistemas de pensamientos arcaicos que mezclan magia religión y ciencia, pues son los ingredientes de la mayor parte de las sectas de hoy. Al mezclar así magia, religión y ciencia, la secta restaura el antiguo estatuto de la Verdad Una. Eso es el fundamento de lo que solemos llamar discurso sectario”[14].

Así, el discurso sectario se convierte en una vía frente al orden social predominante en la actualidad, el cual ya no habla de normas represivas que evocan en el sujeto la subversión, sino que habla de individuos “libres” e iguales donde la permisividad de la ley y la inconsistencia del Otro entregan al sujeto a un resguardo de si mismo mediante la alienación al significante.

Por tanto, es posible que nosotros oscilemos entre un jefe sectario psicotico con certezas y verdades o un canalla que se apodera del deseo, tal y como los llamaba Lacan. Todo como un mecanismo de reconstrucción imaginaria de una estructura familiar, que para nuestra época representa una variación a la familia tradicional.

Esto abre una brecha profunda entre la libertad impuesta por el discurso y la proliferación de sectas que inundan al mundo en la actualidad, y se torna curioso ver como a medida que el desarrollo científico crece y que la misma psicología explica mas y mas fenómenos psíquicos y relacionales los grupos se uniformen, no se si en búsqueda de poder, de aceptación o quizás tal y como me lo recuerdan la iglesia, el ejercito, las barras de un equipo de fútbol o los mismos universitarios como una represión y anulación de la subjetividad, la alteridad y el deseo.

Este fenómeno llama mucho mi atención debido a la aparente fragilidad del sujeto, y mas aún a la debilidad discursiva que cada sujeto utiliza para representarse frente al otro, ya que junto a su semejante especular se siente invulnerable y de la otra cara de la moneda si es demasiado similar se convierte en repudiado y segregado hasta finalizar en su total aniquilación.

Esta nueva serie de instituciones que se crean como independientes de y subversivas crean en si mismas un sistema y una estructura propia que somete y seduce al otro a formar parte de una seudo familia capaz de recrear imágenes de sustitución familiar, que a la vez pone en juego la subversión en contra del Otro y de forma dialéctica rehúsa a la alteridad.

Y que mejor ejemplo para esta situación que la propia universidad, con todo y su saber científico y ético, saber que implica una responsabilidad que a través de la misma historia ha sido fuente de discordia y rupturas de paradigmas en pro de la construcción progresiva de nuevos conocimientos encaminados al desarrollo y al avance científico. Cuestión que me lleva a recordar personajes legendarios como Sócrates, Colon, Copérnico y especialmente a Freud.

Aquí es donde mi homenaje a Freud cobra un valor agregado ya que además de valerme del saber psicoanalítico, puedo rememorar como la teoría psicoanalítica surge como subversiva en una época llena de tabúes y represiones morales que cerraron las puertas al polémico fundador del psicoanálisis; suceso y dirigentes eminentemente científicos que no se conformaron con cerrar las puertas de este pensador sino que lo ridiculizaron y tildaron de enfermo, ante lo cual el espíritu subversivo de este personaje logró encaminar sus esfuerzos, rigurosidad y erudición en pro de contrarrestar las denuncias tradicionalistas de apáticos lideres científicos o canallas que intentaron desacreditar y destruir al naciente método psicoanalítico.

Sin embargo este asunto propició un gran número de polémicas que abrieron campos de acción y formas de pensar que por una parte potenciaron saberes desde diferentes enfoques y que desafortunadamente cobraron posiciones radicales de muchos puntos de vista de la misma psicología.

Esta cuestión relativa al psicoanálisis en torno a la subversión no paró en Freud y su época ya que el debate abrió campo a un gran pensador y subversivo, Lacan, quien en su consigna de “retorno a Freud”, cuestionó a los “herederos” freudianos y las instituciones que ellos mismos formaron. Y esto no paro ahí, sino que Lacan extendió su posición subversiva a lo largo y ancho de los saberes de su época, desde Chomsky hasta Anna Freud, desde el estructuralismo hasta la psicología y sin mas remordimiento a la misma escuela psicoanalítica de la cual fue expulsado, todo en un constante vaivén de reformulaciones, adquisiciones y perdidas tal y como Freud lo vivió en su época. Con amigos, detractores y enemigos, para solo así sustentar y dar vida a uno de los saberes más enigmáticos ocultos y complejos del pensamiento contemporáneo.

Ante lo cual y como reflexión me pregunto ¿Cómo es posible que las escuelas de la psicología hayan caído en la muy conocida “guerra de enfoques” en una serie de movimientos sectarios donde era posible identificar y repudiar a miembros de otras escuelas, y mas aún como es posible que nosotros mismos seamos parte de ese juego de certezas y de verdades absolutas con algo tan variable como la subjetividad? Esa es una cuestión que dejo para cada uno de ustedes, claro está diferenciando la construcción, el debate y la polémica que genera el saber versus las posiciones cerradas y ortodoxas que pueden asumirse a nombre de un saber.

Retomando mi segunda vía en torno al concepto de subversión me remitiré a la subversión del sujeto frente al discurso imperante y a las formas de goce que el propio discurso ofrece como reguladores del goce del sujeto.

Para este propósito quiero retomar el concepto de síntoma, no como una manifestación de un trastorno o una enfermedad, sino en su función política como una forma de goce singular que no esta en conformidad con los estándares de goce del amo o de cualquier discurso. Dicha concepción implica la dinámica pulsional del sujeto y las condiciones históricas del lazo social, es decir las condiciones que se crean o se repudian a la hora de satisfacer la pulsión.

Examinar esta función del síntoma genera de por sí una subversión ante la posición que asume el psicoanálisis a diferencia de la psicología frente al síntoma, debido a que esta ultima busca extinguir el síntoma en función del discurso dominante, de la familia, de la institución, en conclusión del Otro; empero, el psicoanálisis no tiene como objetivo la adaptación del sujeto, por el contrario, busca la rectificación del sujeto, generando un saber del goce y de los mecanismos inconscientes que median el mismo, y tal vez como consecuencia secundaria un efecto terapéutico.

El carácter subversivo del síntoma proviene de un desequilibrio permanente a las estructuras parentales y sociales que interactúan con el sujeto y que solo cobran valor para el sujeto al convertirse en un malestar propio, del cual él mismo de cuenta mediante la palabra o tal y como lo manifiesta Carmen Gallano: “Freud dio cabida a la disidencia de las satisfacciones pulsionales que los síntomas neuróticos revelaban, y revelaban bajo formas insospechadas en lo que era el saber de entonces. Pero también Freud vio la cobardía del neurótico, cobardía por querer servir a dos amos a la vez, a sus deseos libidinosos reprimidos inconscientes y también a la demanda del Otro en el vinculo social” [15].

Lo cual significa que el síntoma es disidente y a la vez conformista ya que es una salida ante el constante conflicto psíquico de tal forma que irrumpe el orden de los goces y dialécticamente enmudece en la palabra oral, mas no en el lenguaje, y es allí, en las marcas del cuerpo, en la expresión, somática, obsesiva, fóbica o melancólica que cobra su precio y su lugar, que reclama lo no dicho y lo no historizado del sujeto, es decir lo no simbólico que regresa como un sufrimiento en lo real.

Pero vale aclarar que el síntoma esta en sí mismo estructurado como un lenguaje, que tiene una singularidad particular puesto que es el producto de una historia singular del sujeto y que en cada caso, la palabra del analista y la interpretación se asigna en la lógica del caso por caso.

Pero alentador y desalentador, en nuestro propio medio somos testigos y escuchas de un sin fin de sufrimientos propios y prestados, cada uno de los cuales aterrador y que sumados reflejan la realidad de un país en el cual la subversión se convierte en terrorismo, los colectivos se convierten en multitudes de agregación o segregación, donde un ideal, un semblante o una insignia cobran la vida de cientos o miles de personas, ya sea por una intención política o por un partido de fútbol.

Esa es la llamada “Sumersión y no subversión capitalista”[16], en la cual la única intención es reducir al sujeto a un simple individuo, acto sustituido por una adaptación, en la que el síntoma es conformista y se convierte en la caja de Pandora del sujeto, lo cual me lleva a chocar con las concepciones sociales de nuestra labor y de nuestra supuesta efectividad, tal y como si fuéramos unos mercaderes de escucha y de ética.

Y aunque sea como sea, todos somos proletarios, no proletarios en el sentido de obreros, sino que no hay diferencia entre el poseedor, el capitalista y el otro que es quien vende la fuerza de trabajo, ya que hoy todos vendemos nuestra fuerza de trabajo, reclamo el lugar que nos corresponde frente a estas problemáticas, no como simples adaptadores de conductas sino como sujetos que se hacen parte del sufrimiento del otro.

También considero importante reflexionar y revisar como funcionan las cosas en nuestro entorno, si formamos parte de una secta, de un colectivo o somos unos miserables individuos que invocan la presencia de un canalla o un psicotico que encause el deseo y lo elimine de nuestro control, tal y como Freud lo advirtió.

¿O acaso hacemos parte de un esquema que solo indica su – bversión en cuanto al lugar que ocupe ya sea como parte de una masa o como críticos destructivos de los esfuerzos de los segregados o mejor dicho, de los sujetos que hacen parte de colectividades distintas a las nuestras?

Si es así invoco a una reflexión sobre el rol que desempeñamos y la profesión que elegimos, ya que si no es posible respetar la alteridad ¿como es posible que hagamos parte de un semblante terapéutico? Y de ser así, ¿será necesario formar parte de sectas uniformadas que nos hagan de por sí distintos los unos a los otros, no en subjetividades, sino en imágenes totalitarias y en segregaciones de tipo ambivalentes en las que dejamos de ser victimas aisladas a masas que aíslan a los demás?

Para terminar retomo el epígrafe de Nietzsche que escogí para esta ocasión: “Llamo desgraciados a todos los que no tienen que elegir más que entre dos cosas: hacerse animales feroces o feroces domadores de animales…”, ante lo cual diría ¿la subversión, la critica y la sustentación de dichas posiciones subjetivas nos alejan de esta metáfora o nos hacen parte de ella?


Gracias.


Oscar Fernando Garzon Almeida
¿CÓMO GOZA EL PERVERSO?
Por: Ángela Vela y Carolina Villota
El perverso, es aquel que no puede sino renegar de
La ley del padre a fin de preservar su renegación sobre
La castración y la diferencia.
J. Lacan
Buenas Tardes.... Hoy nos hemos reunido en este espacio de saber, para darle paso, por unas horas, al reconocimiento de otro saber, desconocido para muchos , oculto para algunos e inconcebible para otros, lo cierto es que los que estamos aquí lo hemos conocido a través de cada texto, a través de cada historia , a través del darnos cuenta de nuestros síntomas, a través del psicodrama y nuestra vida cotidiana, la cual ha sido imposible no poder contemplar desde este nuevo sentido que ha existido siempre, aunque la mayoría de la gente lo obvie o lo desconozca, y decimos que ha existido desde siempre porque un día el inconsciente tan descabellado para muchos tuvo sentido para un hombre y es por esto que queremos rendirle un merecido homenaje, por haber construido una teoría que va mas allá de lo comprobable pero que a la vez es tan fácil de comprobar, por que el que diga que el inconsciente no existe es por que no sabe de sus síntomas ni de su pasado, o simplemente, lo esta negando escudándose en saberes concientes fáciles de percibir y menos angustiantes que la historia inconsciente, la cual ha quedado marcada en el correr de nuestros pasos.

Muchas Gracias por estar aquí y esperamos disfruten y se cautiven con estas palabras que emergen de nuestro ser, identificándonos como sujetos de deseo y de goce.

Antes de realizar este escrito fueron muchas las ideas que pasaron por la cabeza de estas dos estudiantes de séptimo semestre de Psicología, seguidoras del enfoque Psicoanalítico; sin embargo fue la estructura perversa y el goce que se produce en esta, el tema escogido para hablar durante unos pocos minutos que se quedan cortos frente a la inmensidad del tiempo que podríamos emplear hablando de ello.

Para la elaboración de este texto nos basamos principalmente en el libro “La Perversión” de P. Castoriadis y Otros, quienes retoman la teoría de Freud acerca de la Perversión, realizando una descripción muy completa de esta Estructura y sus Mecanismos.

Es de gran importancia recordar que todos los seres humanos somos una mezcla de rasgos, si bien hacemos parte de una estructura discursiva, ésta a su vez se enreda en los pasadizos de otros rasgos bien sean neuróticos, histéricos o perversos que van hilando la cadena de nuestra subjetividad.

La perversión es estudiada por Freud desde 1904 hasta 1927, en muchos de sus escritos ha citado este tema, como primera medida aclarando que la perversión desde el psicoanálisis es vista no como un defecto, ni como una degeneración o un acto de no conciencia o mala conciencia frente a los demás, sino como una estructura y rasgos de la misma que se han ido forjando a partir del devenir histórico del sujeto perverso y de su predisposición sexual desde la infancia.

Debemos comenzar por entender la perversión bajo un mecanismo propio, que solo se da en esta estructura y que, de cierta forma, es la base de su dialéctica, este mecanismo es la renegación. Este concepto es entendido como una suerte de respuesta, que el perverso va gestando frente al horror que le produce el encuentro inevitable con esa escena fundante en su existencia, es el resultado frente a la diferencia sexual, por medio de este mecanismo y a grandes rasgos, el perverso anula la castración sirviéndose del Otro y poniéndolo como escudo protector, como prueba de que la diferencia no existe. Es así como la estructura va dando forma y el perverso es el, que en vez de horrorizarse con esa escena, goza irremediablemente. Goza y se fascina con lo que lo alude a sentirse perdido y en falta por completo.

El perverso supuestamente es libre y un sujeto que va en contra de toda ley, por eso transgrede, quiere quebrantar la ley a toda costa, pero en concordancia lo hace y no hace, puesto que dicha libertad de la que aparenta, es el único hilo conductor que lo liga al campo y registro del deseo. Es por medio del agravio y las injurias con lo que de alguna forma entra en el discurso de la ley y no queda totalmente desterrado de la misma, el perverso ingresa al campo de la ley y la norma a su manera, no como un neurótico por ejemplo, necesita ingresar por medio de quebrantos y brechas porque las formas de asumir al padre , a la madre y la castración elementos indispensables para la interiorización de los dispositivos de la ley son muy diferentes en esta estructura como mas adelante se observara con claridad.

Entremos entonces a definir cómo funciona en el perverso la Renegación, “la cual Freud llama asertivamente una defensa propia de la estructura perversa, esta renegación surge en un momento critico, en donde se superpone al momento preciso y toma el lugar en el que debería estar la Asunción de la Castración, acontecimiento fundamental para el sujeto, mediante el cual se confronta con una verdad, de la cual es portador el Padre quien instaura una información imprescindible que cambia el rumbo del camino del sujeto; es entonces el padre quien indica que a cambio de la renuncia a sus tendencias libidinales incestuosas, le será otorgado en un futuro la posibilidad de entrar en los terrenos del deseo, claro está del deseo de otros objetos, ya no del objeto primordial”[17]. Lo anteriormente expuesto, en el perverso no ocurre y es tal hecho lo que permite la iniciación de la estructura perversa en cuanto tal.

El Nombre del Padre es indispensable para que se dé la legalidad y procedencia del deseo humano a través de la identificación pregenital y el complejo de Edipo. Como expone Castoriadis en el texto de “la Perversión” “La angustia de Castración está ligada a la irrupción de un doble enunciado, el que le revela la realidad del deseo del Padre y la realidad de la diferencia de Sexos. La castración enfrenta al niño a una verdad que es insoportable, en primer término se percata de que su madre no es omnipotente, que no esta completa, no tiene falo”.[18] La renegación es entonces la defensa que el perverso pone ante la angustia de la Castración. La primera negación se presenta en el momento en el que el niño a toda costa intenta conservar a la madre como una figura y un ser completo y sin borradura a fin de cubrir la brecha que se abrió en cuanto a la omnipotencia del deseo en el sujeto , con el cual trata de seguir creyendo que él tiene dominio sobre su deseo y pone de referencia la no castración de su madre , haciendo una analogía, inventa un cuento en donde salvaguarda a la madre y a su atributo fálico intentando abrazar a toda costa el autodominio del placer que se le escapa y es negando.

Haciendo un paralelo entre neurosis y perversión , esta primera negación de la que hablamos anteriormente, en el neurótico es refutada y volcada hacia la realidad en el momento en que el sujeto se confronta duramente con el descubrimiento de la existencia del sexo femenino, que marcará la diferencia para siempre, además de chocarse con la castración, con la cual se da cuenta que existe un mundo de goce del que él no hace parte, porque no ha sido invitado y que sólo por medio del padre, la madre tiene entrada a ese paraíso. Esto falla en el perverso por lo cual podemos afirmar que no existe una castración simbólica, así como también falla la inversión de la afirmación que se muestra en ella: “La Madre fue castrada por el padre” no se transforma en “La madre es deseada por el Padre y es deseante de él”.[19] Cuando estos enunciados se transforman dan como resultado el ingreso a la neurosis y a la posibilidad de desear, mas claramente la renuncia a la madre y el percatarse de una forma nítida de la incompletud.

Contrario a lo anterior, en el yo del perverso se manejan dos ideas contradictorias que serán el origen de su síntoma “La madre fue castrada por un padre” y “La madre tiene un Pene”[20], estas dos afirmaciones son el resultado de su demanda pulsional, además de la prohibición que se le impone en la realidad. Esta contradicción puede llevar a tomar dos caminos El fetichismo o la fobia como una negación inconsciente de la falta de pene.

En el caso de la mujer perversa la dinámica que se maneja es muy apartada de lo que podría darse en las demás estructuras, puesto que en ésta, al descubrir la diferencia de los sexos, se presenta ante todo una fascinación del lugar corporal que está ocupando, dándose una transformación del Horror en Fascinación. Puesto que es capaz de entender que ella tiene algo de lo que el hombre carece y por tanto él deseara y eso la incluirá en un huracán que tendrá, como núcleo en el hombre, el interrogante de saber si ella lo desea más allá de desear sólo su falo.

En el perverso se da una segunda negación, puesto que ha de negar la confrontación con la realidad “No existe castración real, sino una diferencia original” “La madre tiene el Objeto del deseo”, y por eso la significación del padre, para el perverso, es que está castrado o bien es el responsable de la castración. Cualquiera que fuese la posición del padre, sería la consecuencia directa por la cual la madre no lo desea y esto contrarresta el deseo de la madre por el padre, de lo que más reniega el perverso. A partir de lo anterior se comprende como el perverso sigue viendo a su madre como completa, la idealiza evitando de esta manera el incesto. Tal idealización excluye a la madre como fuera de alcance del campo del deseo y la ubica en lugar de ser protector, que dejará impune todos sus actos, es por esto que cotidianamente se observa como hombres encuentran mujeres que los acogen en un lecho protector, poniéndose en un lugar de cierta complicidad y absolución de sus actos. Esta compañera del perverso lo remite totalmente a su madre por ser sexuada y por recordarle el momento de la castración que siempre quiso cubrir y que será recordado una y otra vez, en el escenario erótico de lo real, por medio de un rito o ceremonia donde el protagonista será el goce. Dentro de este rito existirán piezas claves tales como el contrato y la ley. En el primero se observará que se formularán reglas o normas del actuar erótico que deberán ser cumplidas a toda costa y son estas reglas las que formarán como tal una ley que en este caso será la Ley del Goce; Goce que debe ser ofrecido al Otro colmando de tal forma un vacío en la cadena de Significantes.

Para ejemplificar mejor lo anterior, podemos tomar el caso del masoquista, el cual nos permitirá ver más claramente la dinámica que aquí se impone. El masoquista es quien crea un juego donde él es el que imparte las reglas para alcanzar el frenesí de su propio goce, este goce es propuesto e impuesto al otro, quien decide cumplir el papel de sádico. En este juego hay un rey y un esclavo, un pobre y un rico, un pecador y un amo, un amo que inconscientemente en cada uno de sus actos perversos de proporcionar dolor y heridas, recuerda y regresa al acto de la castración, viendo a su madre sin el falo, en este momento el sujeto perverso es el portador del horror que el mismo vivió y lo proporciona al otro en forma de goce, aclarando que al sádico este hecho no le molesta.

La renegación para el perverso es el único vinculo que permite que no se excluyan la ley y el deseo y él se encuentre en la nada, por lo tanto sustituye el pecado y el dolor por la ley y el goce, puesto que transgrediendo la ley, esta cobra un lugar en su vida y es una fuente inagotable de placer y de goce.

El perverso no pudo reconocer nunca la ley mediante la cual se instaura a los sujetos como deseantes, entonces, busca sustitutos que le permitan entrar a este campo para no extinguirse. Busca burlar cualquier ley, justifica la perversión en el nombre de un plus de goce que se produce en un plus de sufrimiento en el otro, lo que arroja la verdad de su goce, verdad que atrapa y amenaza con la llegada a una fascinación. La degradación y los daños hechos al Otro son una reparación narcisista que da vuelta y regresa al momento donde el sujeto perverso tomó de referencia a su madre como omnipotente aún sabiendo que ya no lo era.

El perverso siempre se presenta en una posición desafiante, con una intención de escándalo, de burla y degradación de las costumbres, para así conseguir un ultraje a la cultura en la que está envuelto y de la cual se cree extranjero. Lo que intenta hacer el perverso es mostrarse como un ser intocable por la ley, un ser que es el gestor de su propio deseo y su realidad, que intenta vivir y actuar a su manera de acuerdo a su deseo perverso y a su convicción. Su desafió va dirigido a la ley puesto que en ella se encierra la designación de la realidad y el perverso quiere burlarla a toda costa.

Ahora bien, es importante afirmar en este momento que para que se de el desafío como tal, por parte del perverso, es necesario que exista otro, el cual cumplirá la función de justiciero, es decir, será la persona que hará cumplir la ley, pero esto se vera interrogado por parte del perverso, puesto que lo que él desea es poner en duda y averiguar la relación que tiene este Otro, que cumple con la función de policía con la ley y con el deseo.

El saber del perverso busca hallar garantías en lo real del cuerpo, buscando tapones como el fetiche para olvidar la angustia y no ver directamente a la mujer como el agente de la castración. Este hecho lleva al perverso a tomar al sujeto y a su cuerpo como el escenario de mutilaciones y ultrajes, que son una fuente predominante de Goce, goce que deja ver la castración en forma depurada, forma que realiza la transformación del dolor en placer y de horror en fascinación.

Para entender mejor la dinámica que se maneja en la Perversión, nos remitiremos nuevamente a explicar como se presenta el Goce en el dúo que se conforma a partir de un Sádico y un Masoquista.

El perverso como masoquista busca sufrir, en cuanto este sufrimiento le producirá placer y goce, por lo tanto sufrirá en la medida en la que deseara a toda costa gozar. El Masoquista ubicara dentro de la relación a ese Otro elegido en el lugar del Amo, el cual será el dueño del destino, responsable de lo que pueda suceder, responsable de la vida y de la muerte, el masoquista se ofrece al sádico como un objeto de placer , placer por el cual él también alcanzara el suyo, es así como inicia una partida que tiene en el fondo el establecimiento de un contrato donde nadie pierde porque los dos gozan en el escenario del sadomasoquismo, cada cual a su manera, uno asumiendo el rol de amo opresor y el otro ocupando el lugar de esclavo oprimido. El masoquista es quien demanda el dolor, el sádico en cambio demanda que el otro demande sufrir, Y con esto los dos obtienen su quantum de goce.

La dinámica que se pone en juego entre el sádico y el masoquista es que el otro sujeto de la demanda, es aquel que ignora lo que tiene que ver con el objeto de su deseo, pues es el perverso el único que sabe la verdad sobre el goce del Otro.

La mujer es un significante indecible para el perverso y más cuando hace sentir todo su peso, cuando le advierte más que nunca que ella si es el agente de la castración y esto lo hace en la relación sexual donde no hay unidad sino hiansia. En las relaciones afectivas lo que ocurre con el perverso es que aunque quiera huir renegando lo real, se enfrenta a ella cada día en cada desencuentro con la mujer y repite y sufre e invoca una vez más la castración. Lo anterior también se presencia en la pareja sadomasoquista, puesto que repiten la escena fantasmática de una castración originaria y mítica que les dejo una huella sobre todo a ellos imborrable. Sin embargo, el perverso goza y con ello se venga y se opone a las demás estructuras, demostrando que ni la castración ni el horror que esto produce pueden oponerse al goce. “Él perverso prueba que la castración se anula en la medida en que se cumple”[21].

Como lo importante para gozar es trasgredir la ley, para eludir su presencia es importante la mirada del Otro, porque a partir de esto, la ley cobra su valor y su existencia y una vez mas se escuda de la castración a pesar que la presencia. La mirada del Otro es efímera porque recuerda y referencia la mirada de esa madre que siempre será omnipotente y fálica, o le recordará al padre idealizado o despojado de su poder.

Finalmente, la renegación le permite ser al perverso e incluirse de una forma aislada a la ley, disfrazándose en el quebranto de la misma. De la castración intenta huir, pero de lo que no puede huir es de la muerte y por lo tanto, quiere borrar toda huella de muerte y por eso busca encubrirse de verdad, envolviéndose en un juego con máscaras de transgresión ingenioso pero peligroso.


“El perverso es un dedicado, no a las buenas obras sino al goce frente al Otro, el es el instrumento del goce del Otro”.
J. Lacan
INTERNETOtra forma de encontrarse con el síntoma
Algunas reflexiones desde el psicoanálisis

Por: Diana Carolina Erira
Nathalia Mora Velasco
Alejandra Pérez Andrade


Crecimos a la par que se popularizaron artefactos como los teléfonos celulares, los computadores y con ellos la Internet. Recordamos como era la vida antes de estos avances tecnológicos. A partir de esto nos surgen interrogantes acerca del como será para las generaciones que vienen, quienes nacieron rodeados de una infinidad de artefactos los cuales serán cada vez mas imprescindibles. Ejemplo de esto es el uso del Internet, que cada vez ocupa un lugar más amplio en la vida diaria, pero no solo para comunicarse o acceder a información sino también para buscar respuestas a las preguntas que constituyen al sujeto, preguntas que se encuentran en la lógica de los síntomas y las estructuras.

Con el Internet, se pretende acortar distancias, tiempo y dinero, además se pretende evitar todos los impases que antes se producían debido a la demora, al costo y al personal para el correo. Desde este punto de vista el Internet se ha convertido en una herramienta muy útil que nos ha facilitado muchas cosas que antes eran imposibles. Con esto pretendemos aclarar que no buscamos negar las ventajas del Internet, sino simplemente abordar algunas de las formas cómo el ser humano puede enfrentarse a esta nueva posibilidad de relacionarse con el otro.

Tampoco nos restringimos a decir que el Internet solo posibilita una forma de gozar el síntoma, porque cada uno de nosotros tiene una forma distinta de encontrarse con él, la cual se facilita, mucho mas en una red donde las personas no se encuentran frente a frente. Por esta razón debemos tener en cuenta que aunque a lo largo de este texto se encuentran algunas generalizaciones no podemos olvidar que hablamos de una ética de la verdad del sujeto, del caso por caso.

“Es entonces a través del pasaje obligado por la alteridad el camino mediante el cual el hombre funda su mismidad” a partir de las palabras de Jose Millmaniene en “Extrañas Parejas”, buscamos explicar que el encuentro con el Otro nos funda como sujetos, este encuentro constitutivo marcado por múltiples problemas nos muestra que no todo es posible como lo desearíamos; por ejemplo en el amor. El amor debe hacer condescender el goce al deseo, este protege a la persona amada de ser utilizada solo para el puro goce que no conoce la otredad y por esta razón también anula la diferencia. A partir de esta reflexión podemos entender que el deseo emerge de la aceptación de esta diferencia y por ende de la libertad del otro, y cuando este otro muestra con alguno de sus actos que es libre y lo podemos perder nos hace ver la falla en la plenitud del amor que desearíamos encontrar, lo cual nos recuerda la amenaza de la separación factible de ese primer objeto de amor que fue la madre. Teniendo en cuenta lo anterior podemos ver que el ser humano, el deseo y el amor están constituidos por el conflicto, conflicto que a través de Internet se pretende abolir: el hombre completamente solo limitándose la interacción escrita u oral que una maquina le permite.

Con los gigantescos avances tecnológicos dentro de todas las áreas del conocimiento se podría pensar que el ser humano ha cambiado radicalmente desde su forma de vivir hasta su forma de gozar, desear, incluso amar, pero a pesar de todos estos avances se puede ver que seguimos buscando satisfacer lo más primitivo de nosotros, las pulsiones, como lo son la oral, anal, escópica e invocante. La pulsión escópica ha hecho su aparición en Internet por medio de la digitalización de imágenes y el uso cada vez más común de la cámara web, encuentros comunes en el chat que comienzan y terminan así: C: Hola, tienes cam?, J: no, C: entonces no me interesa hablar contigo, adiós.

También es muy común que en Internet cuando algo resulta desagradable, basta con evadirlo, "cerrar la sesión", cambiar de correo o no conectarse a Internet por algún tiempo, esto nos lleva a pensar que encontramos solo lo que queremos encontrar: mujeres perfectas, hombres ideales, la otra persona es lo que aquel que escribe desea que sea; es posible realizar fantasías de todo tipo sin importar que tanto se aleje de lo real aquello que nos dice la otra persona desde algún otro lugar del mundo, es una forma de desconectarse de lo real y olvidar el cuerpo del otro.

Cuando hablamos del cuerpo desde el psicoanálisis, hablamos de un cuerpo atravesado por el lenguaje, un cuerpo lleno de significantes, que traspasa su funcionamiento como una simple entidad biológica, en este punto nos diferenciamos de los médicos para quienes su campo de acción se reduce solamente al organismo. Es importante conectar los conceptos de sujeto y cuerpo, partimos de la afirmación de que “no hay sujeto sin cuerpo, hablar de cuerpo supone al sujeto y su deseo, el cuerpo es el sostén material del sujeto en los diversos ordenes en tanto es la sede pulsional. El cuerpo soporta el nombre y la existencia del sujeto”.

En palabras de Carmen Lucía Días: “el cuerpo tiene historia, hace historia, y así mismo, está determinado por ella”

En algunas situaciones a travez del internet el hombre intenta borrar el cuerpo, tarea que no se da siempre de manera satisfactoria puesto que el sujeto busca reintroducir el cuerpo a toda costa, esto lo podemos ver por medio de los conocidos "virus informáticos", aunque también estos son información codificable, programas, y son fáciles de eliminar, de alguna manera recuerdan la existencia del cuerpo, ya que tratan de hacer aparecer el síntoma en la maquina.

Teniendo en cuenta lo anterior pretendemos hacer una revisión de dos de las posibles formas como un sujeto puede encontrarse por medio de Internet, hemos tomado dos ejes que desarrollaremos a continuación: carácter perverso y el carácter histerizante.

Carácter perverso

Internet hace posible que se den relaciones donde no inerviene el cuerpo del otro, es más, se puede decir que es este mismo el que obstaculiza el encuentro con el otro. Al borrarse el cuerpo, la diferencia sexual, se anula también el sujeto como sujeto en falta, es por eso que se habla de que el Internet puede llegar a tomar un carácter perveso.

Es de común conocimiento toda la clase de “depravaciones” que circulan en Internet, depravaciones en el lenguaje común; parecen no existir límites para explorar y explotar la vida íntima, el drama, las pasiones y las tragedias humanas, con tal de ser exhibidas para su consumo. Hay una objetualización del otro que es tomado para diversión y satisfacción . En Internet, la proliferación de los Hots Chat presenta esta misma cosificación del ser humano: chatear con el otro a fin de aprovechar información que sirva para satisfacer el placer de la curiosidad sobre la vida personal o sexual, sin importar la veracidad de esa información. Masoquismo, sadismo, voyerismo, exhibicionismo etc., todo lo anterior evidente en conversaciones como: cito un ejemplo: maduritocam : alguna nena atrevida que muestren las tetitas por cam y que les gusten lo maduritos que me agrege...danielhot276@hotmail. Yo les muestro el pene grueso y cabezón...OK?

La sexualidad del voyeur queda saciada con el sólo acto de mirar, seducir y ser seducido por las imágenes: eso es el coito visual, la razón de ser voyeurista, el sujeto actual ha limitado el acto de comunicación a la necesidad de alimentarse con imágenes: "gozar como espectador de primera fila, gracias a las cámaras, con la miseria y el sufrimiento de los otros, gozar de la brutalidad y el horror de tragedias o crímenes atroces".

Pero mas allá de lo que se pueda criticar, se encuentra una forma de acercarnos a eso que esta detrás de las personas que navegan por estos sitios ¿qué buscan tras los mensajes como el que citamos anteriormente? o ¿ simplemente no buscan? tal vez encontraron una forma sencilla y “eficaz” de hacer realidad lo que se imaginan. Cito otro ejemplo: un hombre que navega en un hot Chat pide cumplir una fantasía busca una mujer que quiera castrarlo y en los ires y venires de la Internet la encuentra se citan en un hotel y el suceso se lleva a cabo. Sucesos como este nos podrían llevar decir que este es un ejemplo de lo que puede ser una perversión, aunque es claro que no pretendemos afirmar las estructuras que se encuentran en los sujetos tras la pantalla pues sabemos que solo tenemos acceso a los rasgos o las formaciones sintomáticas .

La necesidad de satisfacer el deseo audiovisual (pulsión escópica, invocante) es propia del hombre de todas las épocas. Pero, a partir de la expansión de las tecnologías digitales, y su constante desarrollo parece ser que se ha acentuado aquella primaria necesidad. De alguna manera el hombre de la sociedad actual como espectador pasivo, evidencia los mismos síntomas que un voyeur: individuos que, con tendencias adictivas, hallan satisfacción en el universo ajeno, reemplazando la acción por la mirada, la que ha dejado de ser un medio para constituirse definitivamente en un fin. Sentado frente a la pantalla, el sujeto contemporáneo ha logrado al fin saciar su deseo visual, potenciando la satisfacción de la pulsión escópica.

En la sociedad de la comunicación digital el voyeurismo (a igual que otras perversiones) ha expandido su alcance: el placer de mirar se ha complementado y diversificado, abordando nuevos horizontes. Estadísticas indican que el mayor porcentaje de la red es usada por infinidad de ofertas de contenido pornográfico, muchas variantes del sexo online, y participación en charlas colectivas, frecuentemente eróticas.,

Carácter Histerizante
Ya hemos mencionado algo del carácter perverso que puede tener el Internet, pero ante dichas reflexiones surgen otro tipo de preguntas: ¿Por qué esa aparente resistencia que se observa frente a este nuevo tipo de encuentro? ¿Qué mecanismos se mueven en nosotros para poner en juego cierta desvalorización defensiva frente a las relaciones en Internet?

En medio de la búsqueda que nos implicó plantearnos dichas preguntas recibimos varios aportes, uno de ellos nos acercó a un fragmento del libro “El espinoso sujeto de Slajov Zizek, en el cual se plantea que el Internet al ser un fenómeno medianamente novedoso tiene un carácter histérico predominante, ya que aunque sea posible que se de esa fusión psicótica entre el sujeto y la pantalla como la Cosa materna que lo traga, lo que predomina actualmente en Internet es aún esa interrogación permanente del sujeto: ¿qué quiere el otro de mi? ¿Cuál es mi posición con respecto a ese Otro anónimo?, preguntas características de la histeria, lo cual nos permite encaminar nuestro trabajo hacia el carácter.

Ejemplo de esta situación (la del llamado al otro) son las conversaciones por celular, por teléfono o en los chats donde se puede ver la necesidad de estar en vinculo de palabras con otro, aún cuando dichas comunicaciones no pretenden decir algo importante como podemos ver en una típica frase que todos hemos utilizado o escuchado alguna vez: "y que mas?", frase que busca mantener la comunicación aun cuando no hay que decir, esto nos remite al llamado constante al otro que hace el sujeto histérico.
Antes de continuar nos parece importante, aclarar a grandes rasgos el juego de la histeria, con el fin de indicar la forma en la que creemos se da esto a través y con el Internet: en palabras de Miller :“El sujeto en tanto histérico, pone en cuestión al significante, al Amo, a todo Amo. El va a buscar al Amo para demostrarle que a partir de su propia posición de falta en ser es mas potente que el propio Amo . Una firma de la histeria ,es que el sujeto al mismo tiempo que se coloca en situación de absoluta falta, espera algo del otro, algo que no tiene , pero, que en realidad tal vez tenga. Se trata de un sujeto orientado hacia Otro, que pide al Otro en posición de humildad. Pero al mismo tiempo que constituye al Otro como Amo le demuestra que es enteramente incapaz de hacer cualquier cosa por el.”Nos basamos en lo anterior para decir que el sujeto histérico busca a través de Internet ,como veremos a continuación, un Otro con las cualidades antes mencionadas o coloca al Internet en ese lugar.

El sujeto histérico busca al Otro para ubicarlo en posición del amo que lo pueda satisfacer, es decir lo idealiza, esto lo podemos ver en frases que circulan en Internet tales como: “busco una nena con tal y tal característica”, pero a la vez que lo idealiza lo “descuartiza”, pues “busca” en un lugar donde jamás va a encontrar eso que estuvo perdido desde siempre y en Internet eso aparece, pero como una ficción detrás de una pantalla.

Se puede decir que la tecnología también puede ser vista como un amo, como aquel que puede ofrecer, pues el llamado se hace desde la falta, que busca demostrarle al otro que aunque el sujeto este en falta el otro no lo puede satisfacer, pues ni los grandes avances son suficientes para responder como lo requiere el histérico, siempre habrá un programa nuevo, una cámara Web con mejor resolución, siempre hay algo más allá de lo alcanzado, es fácil para él encontrar la forma de derrumbar aquello que ha construido como amo y posible contenedor de respuestas.

Las histéricas de hoy han encontrado otra forma de paralizarse y enceguecerse: una de ellas conectarse, dando un carácter sexual a al algo que en si mismo no lo tiene, reacción, con la que recordamos el trabajo de Freud con las inmemorables Dora, Elizabeth, Ana O. Sus cuerpos se erogenisaban ahora lo hacen las palabras, los ojos y lo que se pone en juego en el computador… ser seducidos por la novedad de lo que circula por Internet.

Es importante mencionar que al examinar sólo lo virtual se da una mirada parcial de un fenómeno que está actualmente llevándose a cabo dentro de los lazos sociales, atravesados por las formas de gozar que hoy en día se presentan gracias al discurso capitalista por esta razón es necesario para culminar hacer algunas aproximaciones al discurso capitalista.

El discurso, como un arreglo específico de una sociedad, nos da unas formas de satisfacer la pulsión, estas funcionan de manera distinta en la actualidad gracias al discurso capitalista. Los medios de comunicación masiva han facilitado el acceso a esas nuevas formas de goce, a la vez vemos un declinamiento de los ideales antiguos, donde podemos ver el fracaso del discurso del amo, es de común conocimiento que ahora mas que nunca podemos ver sectas con distintos tipos de dioses. El fracaso del discurso del amo lo podemos encontrar además en la reducción de las prohibiciones antiguamente reinantes , son mas permisivas, aquello que en otras épocas talvez era impensable, hoy en día aparece en la televisión, en la música, en el Internet, etc.

El deseo nace de la prohibición, cuando hay algo que no podemos alcanzar lo anhelamos aún mas, las prohibiciones sostienen el deseo. Pero ¿que pasa ahora cuando todo esta tan cercano a nosotros?

Las formas de gozar que nos impone el discurso capitalista no pasan por los ideales de lo simbólico, si no que pasan por la inducción a la conformidad imaginaria, los medios de comunicación nos inducen a comprar algo que supuestamente necesitamos para hacernos la vida mas fácil, cosa que muchas veces no sucede así “trabajamos en lo que odiamos para comprar basura que no necesitamos” esto frase del escritor pallaniuk nos muestra, talvez de manera extremista lo que actualmente sucede en el capitalismo.

Mencionamos estos temas porque la situación del sujeto hoy en día es muy distinta de la que pudo haber sido hace 20 o 30 años. Hoy en día con el surgimiento de los mass media, cambia el panorama de las relaciones sociales y el psicoanálisis, por esta razón dirigimos nuestro estudio hacia el tema del Internet. Dejamos abiertos otros temas que talvez podrían ser abordados desde el psicoanálisis como por ejemplo la televisión y todo lo que esto trae, las nuevas series, los reality shows, el cine, las top-models y muchos otros productos del capitalismo con los que hoy en día se encuentra el sujeto y que nosotros nos podríamos encontrar en la clínica.
FREUD Y SCHREBER
Por: Esteban Ruiz Moreno
A Juan Diego…
Para esbozar el problema de la psicosis es importante conocer el personaje que alentó a Freud escribir sobre esta estructura clínica y que daría paso a toda la estructuración teórica sobre el tema que vamos a tratar.
Es necesario que establezcamos que la paranoia tiene una especial relevancia en cuanto al mecanismo de explicación de la estructura de la psicosis, porque la esquizofrenia y la melancolía (depresión psicótica), son tratadas en un segundo plano al ser construidos los fundamentos en el campo psicoanalítico: primero, Freud analiza el historial clínico de un singular personaje del que extrae las teorizaciones del ámbito analítico en cuanto a la psicosis se refiere. Después, veinte años más tarde aproximadamente, Lacan entra en la escena psicoanalítica con el caso de su tesis de medicina que él mismo denominaría “Aimeé”[22] y que sería, en el mismo caso de Freud, una paranoia. Tenemos entonces una importancia especial de la paranoia frente a los dos tipos de psicosis que se manejan en la clínica psicoanalítica que son la melancolía y la esquizofrenia.

Dentro de la rigurosidad que maneja Freud en lo referente al texto podemos afirmar que la psicosis, en un primer momento, será tratada como una neurosis, esto es, que el mecanismo explicativo es el mismo para las dos, ya que el en inicio del texto (del caso Schreber) observamos que lo que se comunica – el delirio, en la psicosis y, el sueño o el síntoma, por ponerlos como ejemplo, en la neurosis – serán tomados como lo genuino y serán rigurosamente interpretados para encontrar y teorizarse como estructuras clínicas con todas las consecuencias que esto implica.
Para ser precisos, debemos considerar dos aspectos que nos permitirán tomar la afirmación de tratar del mismo modo una neurosis que una psicosis con supremo cuidado. El primero de ellos se debe a la diferencia en la forma de comunicar en relación con el neurótico y el psicótico, mientras el primero lo hará en tanto secreto, el segundo lo hará en forma desfigurada.[23] En segunda instancia, se impone la dinámica de estudio del escrito la cual hará que las cosas cambien y el estudio de la paranoia y las conclusiones que al respecto se obtienen sean diferentes, obviamente, al de la neurosis.

La historia nos dirá que Freud nunca conoció personalmente a Schreber, como él mismo lo afirma, y que, en su opinión, la importancia del historial clínico, esa historia que se teje en las “temporadas” que el enfermo pasa en los hospitales, es vital para este tipo de elucidaciones, sobre todo cuando el enfermo, en este caso el paranoico, no puede traslucir o comunicar sino cuando él quiere sin importar ninguna otra cosa. De aquí podemos desprender una tercera diferencia con respecto a la neurosis, pues al neurótico se le puede persuadir con el fin de que venza sus resistencias y diga lo que le causa vergüenza o le parece trivial, pero en el caso de un paranoico esto es imposible.

Habiendo establecido las precisiones mínimas podremos adentrarnos en la dilucidación del caso, del lado de Schreber la escritura de un libro, del lado de Freud, la interpretación a partir del historial clínico y el libro anteriormente mencionado.
Este paranoico, cuyo nombre es Daniel Paul Schreber y que produjo un libro titulado “Memorias de un Neurópata” publicado en 1903, – donde relata los delirios que sufrió durante el transcurso de su enfermedad y los argumenta con alguna claridad frente al tribunal que en un principio no permitía la publicación del extraño ejemplar, sin avergonzarse de ello –. Este hombre brillante abogado que fue considerado en muy alta estima al punto de ser una estrella luminosa en el ámbito jurídico de la Alemania del tiempo, atraerá la atención de Freud hasta el punto de dedicarle uno de sus cinco casos fundamentales[24].
Es preciso que hablemos de Schreber y lo vamos a hacer de un modo muy sencillo y cronológico en lo tocante al estallido de la psicosis y al ulterior desarrollo de la enfermedad para no extendernos. Schreber sufre su primera crisis entre 1884 y 1885 época en la cual presenta una hipocondría pero sin ninguna vivencia delirante. En el intermedio de ésta crisis y la segunda, que se desató ocho años más tarde, presenta su candidatura para el Reichstag (cámara baja del Parlamento Alemán)[25]. La segunda crisis se dio después de asumir el cargo de Presidente del Superior Tribunal de Dresde en 1893 y es en esta segunda crisis donde le sobrevienen dos tipos de sueños a los que, en un principio, no fueron atribuidos ningún significado. En el primer tipo de sueño, que por cierto, se repitió varias veces, encuentra que su anterior enfermedad (la hipocondría) había regresado. El segundo sueño, que se dio entre un estado de vigilia y sueño, tuvo la representación de “lo hermosísimo que es sin duda ser una mujer sometida al acoplamiento” frente a lo cual hubiera contestado, en pleno uso de consciencia, con un rechazo lleno de indignación[26]. Es en esta etapa donde vuelve a enfermar y podríamos decir que es la etapa de la enfermedad propiamente dicha porque presenta los diferentes delirios que iremos recorriendo y explicando para esbozar el mecanismo propio de la psicosis, pero pido una licencia necesaria por parte del público pues dejaremos de lado esta constelación de acontecimientos sólo por un momento.

Partiremos de una tesis fundamental en lo concerniente a la paranoia sin dar un desarrollo previo, dicho de otro modo, daremos el recorrido en forma inversa. La cuestión que se presenta radicalmente en la paranoia es una defensa que se erige contra el surgimiento de una libido homosexual, supremamente difícil de tramitar. Pienso que debemos desarrollar detenidamente esta tesis si queremos entender el fondo del entramado de la psicosis freudiana.

Freud es aquí consistente en cuanto al planteamiento, pues toma, del delirio que Schreber presenta, los elementos que le permiten entrever la estructura que en el horizonte destella. Hay varias situaciones que indicaremos para ir desarrollando el planteamiento freudiano en el rigor del término y que nos permitirá extraer las consecuencias necesarias para el entendimiento de la tesis planteada anteriormente. La primera de ellas nos remite al famoso libro, en éste escribe la relación que tenía con su primer médico quien lo trató y curó de su primera enfermedad y a quien la esposa Schreber le tenía una simpatía especial por el hecho de devolverle a su esposo[27], recordemos que esta enfermedad se da alrededor de 1894 – 1895. El nombre del médico era Flechsig.
En el relato del delirio, que por ciento es un delirio de persecución, el otrora amado doctor, toma ahora el papel de perseguidor dentro del delirio de persecución que padecía y que estuvo presente en toda la enfermedad. Según esta articulación delirante, Flechsig busca abusar sexualmente de Schreber.
En determinado momento sucede que un delirio de grandeza viene a instalarse en la construcción delirante del enfermo y este delirio de grandeza consistía en que Schreber estaba llamado a redimir el mundo que no tenía ya vivos, la redención se daría a través de concebir y parir un nuevo linaje de personas; Lo importante de la trama delirante es que esa redención no sucedería si no se producía, con anterioridad, un proceso en el que indefectiblemente, el eminente abogado Schreber, se iría convirtiendo en mujer debido al orden impuesto por el universo.

Veremos que este paso e instalación de los nuevos delirios no es gratuito ya que el primer delirio – la persecución, donde Flechsig era el protagonista junto a Schreber – no podía ser soportado por el psicótico de manera directa, dicho de otro modo, lo intolerable del delirio primario fue tramitado imaginariamente[28] a través de otros dos delirios que ya hemos mencionado.
Aquí cabe preguntarse el ¿por qué? de la producción de los nuevos delirios. Encontramos que el tinte del delirio primero consistía en una persecución por parte de Flechsig y la persecución conducía necesariamente, según el autor de las Memorias, a un abuso sexual anteriormente mencionado. Y al insertarse el delirio de grandeza o redención y el delirio de transformación en mujer van imponiendo y respondiendo a una exigencia del psicótico y de lo intratable de su mundo destruido (el mundo real o la realidad). Cuando Schreber anuda el delirio de convertirse en mujer por, lo que llama él mismo, un mandato del orden del universo es posible y tolerable el delirio de, ya no abuso sexual, pero si respuesta a lo sexual de ser la mujer de dios y dar a luz hombres schreberianos que poblarían el mundo donde ya no habría seres humanos. Quisiera en este momento que recordemos el sueño perturbador que tuvo antes de contraer la segunda enfermedad: cuando en medio del despertar y el dormir, soñó lo hermoso de convertirse una mujer con la particularidad de estar sometida al acoplamiento. Es este sueño el que retorna en una experiencia delirante, es éste el contenido que debemos tener en cuenta como referencia fundamental ya que el primer delirio, el de abuso sexual en el cual Flechsig era el perseguidor y perpetrador, y el segundo donde era llamado a ser la mujer de dios y debía salvar al mundo con los hombrecitos nacidos de él, no son más que formaciones imaginarias, una intolerable y trataremos de responder por qué más adelante, y la otra conciliadora con el fin de soporte con respecto a ese delirio de contenido sexual: convertirse en mujer. Dicho de otro modo: si se convertía en mujer, así no más, su perseguidor (Flechsig) abusaría de él, pero si se convertía en mujer para salvar al mundo y redimirlo entonces su existencia serviría de algo. Vemos que la cuestión primordial
es la transformación en mujer.

Hemos visto que la figura de Flechsig está ligada estrechamente con la de Dios, esto tiene sus consecuencias y anudamientos, los veremos más adelante.
Dijimos pues, que Flechsig fue admirado y querido por Schreber gracias a la intervención exitosa en la primera enfermedad, pero sabemos que esto cambió radicalmente en tanto fue vivido el delirio de persecución, es de aquí de donde extraeremos un soporte para nuestra tesis principal.
Para explicar el estallido de la enfermedad – lo que denominaríamos la segunda crisis –. Freud lanza una suposición que es como la fuerza de los rayos cuando golpean la tierra: si Schreber enfermaba volvería a ver a su amado médico y la explosión de la psicosis no dice otra cosa que: “Me gustaría volver a ver a Flechsig”. Recuerden claramente: es una libido homosexual la que genera el estallido de lo que denominamos la psicosis. Retomemos el papel del Doctor Flechsig en el entramado y la escena: Freud advierte el cambio que sufre el personaje, amor y odio se desatan en la obra, que más bien es trágica, el motor será la proyección que podríamos decir que es un mecanismo de defensa que en el interior sofocaría esta libido homosexual (amor) y que la enviaría el exterior en forma invertida (odio). No crean que cuando digo proyección, lo estoy haciendo de la manera más corriente, pues esta explicación cae estrepitosamente porque el mecanismo de la proyección, o más bien, la ubicación, si podemos hablar de ello en cuanto a estructuras clínicas, en la psicosis totalmente diferente. Es necesario entender que esta forma de decir proyección es maldita[29], por eso pido licencia a los que hoy nos acompañan para desarrollar de una manera más precisa este mecanismo en la psicosis.

En este punto, considero que lo fundamental deviene, pues intentaremos responder dos inquietudes pendientes: la cuestión de Flechsig en tanto lo intolerable del primer delirio y las relaciones particulares y trasmutaciones de Flechsig y Dios.

Supongamos por un momento que el delirio tiene una estructura y esta presenta lugares que pueden ser ocupados, gracias a la transferencia y al desplazamiento, por diferentes personas o figuras. En determinado momento un lugar de suprema importancia fue ocupado por Flechsig, o al menos, de eso dan cuenta sus delirios en los primeros años de enfermedad relatados ya sea por sus escritos o por las cartas enviadas al Doctor Flechsig. Si seguimos los escritos del enfermo encontraremos que el lugar del Flechsig es ocupado por Dios, lo vimos anteriormente en los delirios. Entonces tenemos que un lugar es ocupado por dos seres que lo compartían por diferentes características, por la transferencia y el desplazamiento de las mismas, – quisiera nombrar solamente otro texto en el cual Freud explica de forma nítida, tal como lo retomamos aquí, el concepto de transferencia: “Sobre la Dinámica de la Transferencia” de 1912 –[30], este lugar particular en la estructura y de importancia capital para todo sujeto no se inscribe de un momento a otro, por ejemplo, cuando Flechsig llega a la vida de Schreber, sino que es fruto de un proceso que se gesta desde los primeros años de vida del sujeto y gracias a las figuras parentales que no serán otras que la madre y el padre.
Freud insistió, hasta los últimos años de su vida – no es conveniente olvidar a “Moisés y la religión monoteísta”[31] – en la similitud entre Dios y el padre. Yo también lo hice. En un evento similar al que hoy estamos celebrando, pero un poco más surrealista, elaboré un escrito donde planteaba, con base en lo que Freud y Lacan nos legaron, que Dios no era más que un derivado del padre y que esta relación es sumamente compleja por determinadas razones que no diré hoy, de ese momento maravilloso solamente extraeré la conclusión final a la que llegué en aquel momento: Dios es el padre[32], o Dios es una versión del padre, una padre – versión. Hemos llegado a un importante punto, hemos podido dilucidar las relaciones entre Flechsig y Dios, o más bien entre los ocupantes del lugar de la estructura y un pequeño por qué de las relaciones que se entretejían en el delirio. Se sucede aquí naturalmente otra conclusión que nos podría despejar lo insoportable del primer delirio, el delirio de persecución. Además del contenido de abuso eminentemente sexual que presentaba, es conveniente analizar el lugar en la estructura, es ahí donde hay un viraje interesante, mi hipótesis es la siguiente: pensar la figura de Flechsig de manera detenida, la cual no se podía aguantar porque tenía una cercanía con el padre muy grande y por eso se cambia al personaje, se gira hacia Dios que podría ser un personaje más etéreo, siendo este cambio nada más que otra máscara, pero sin cambio de identidad,[33] en la fiesta greco – romana que se efectuaba en los delirios de Schreber.

“El estallido de la psicosis se da ante la emergencia de una libido homosexual… frente al Padre”, es ese un avance correcto de la tesis primera.

Pienso que es necesario tener en cuenta el desarrollo que sufre la libido en los diversos estados que presenta el sujeto y que podría presentar una predisposición hacia la paranoia. El infante, cuando pasa de un estadio que denominamos autoerótico donde la satisfacción se da en el propio cuerpo a un estadio que llamamos de elección de objeto, encuentra, entre estos dos estadios, un estadio intermedio en el cual, el niño, antes de escoger un objeto del exterior, se toma como objeto a sí mismo. Esta fase denominada narcisismo, es importante ya que, en lo tocante a los genitales, podemos pensar que, en algún punto del desarrollo éstos se constituyen como lo más importante para el sujeto y la elección de objeto, que vendrá después y será heterosexual, se dará a través de una elección de objeto homosexual, pues el niño al elegirse a sí mismo como objeto (narcisismo) con sus genitales iguales no está haciendo más que elegir de manera homosexual.
Hay sujetos que se quedan un tiempo largísimo en esta instancia narcisista, eso es lo que denominaríamos fijación, y si lo podemos formular de otro modo, diremos que la libido, que debería hacer un recorrido normal, se queda estancada en uno de los laberintos del sujeto, este laberinto tendría el nombre de narcisismo –. Numerosas veces hemos escuchado que alguien tiene una fijación oral si fuma en exceso o si es alcohólico, pues bien, eso es lo que pasa en relación con la fijación. Esta fijación se puede producir, porque la mayoría de veces lo hace, de manera patológica, esto tiene consecuencias y una de las más importantes se denomina regresión la cual causa que la libido se regrese, como la misma palabra lo dice, a etapas anteriores del desarrollo, esto es necesario explicarlo, ya que si un sujeto llega a alguna etapa del desarrollo, como la elección de objeto, pero si esa libido está comprometida, esta persona, por efecto de la regresión, se devolverá hasta la etapa de narcisismo, eso es lo que queremos ilustrar, pues de otro modo es impensable [34]. Diremos solamente que, a través de la fijación y la regresión, se puede presentar, en un sujeto, una predisposición hacia la psicosis.

Hasta aquí hemos esbozado sólo una parte del mecanismo de la psicosis tal como Freud la plantea. Pero con el fin de tener una concepción más completa tomaremos dos puntos, los mismos que Freud toma, para intentar extraer del texto del loco Schreber las mayores puntualizaciones posibles.
Estos dos vértices nos indicarán de manera precisa lo propio de la paranoia, vértices a saber: el mecanismo de formación del síntoma y el mecanismo de la represión.
Tomaremos el primero, que se intenta desde el mecanismo de la formación del síntoma. Este mecanismo de formación de síntoma recae sobre el mecanismo que abandonamos anteriormente con la licencia de ustedes, es la proyección la que se nos impone, por parte del maestro, para la intelección de este mecanismo. Se dice a menudo, no sé hasta qué punto de manera correcta, entre profesores, alumnos y personas conocedoras del tema que el mecanismo fundamental de la paranoia es el mecanismo de la proyección mencionado y explicado de manera no tan detallada en páginas anteriores. Aquí, avizoramos un estado interno que es desfigurado y experimentado como una percepción desde afuera[35], un ejemplo es el amor – y el odio. Este camino y este vértice nos niega el paso, no podemos avanzar por aquí pues la proyección podrá ser un mecanismo de capital importancia en la paranoia, pero no es el único en las clases de paranoias que hay y menos pretender que lo sea en las otras formaciones de la psicosis.

Es imperativo tomar otra vía, un segundo vértice que usaremos para avanzar hacia una concepción más clara de la psicosis. Estamos considerando la represión en esta instancia como segundo vértice. La represión es la fuente de los fenómenos patológicos, de esto dan cuenta las neurosis. Pero me inclinaría por indicar de manera explicativa qué es lo que pasa en lo tocante a la represión en la psicosis y para hacerlo, es necesario dividirla en tres instancias y servirnos del ejemplo de libido que consideramos hace algunos minutos. En la primera, observamos que la libido debe hacer un desarrollo específico, diremos que es un recorrido determinado. En algún momento esta libido se desvía del camino, se descarría, por así decirlo, y se dirige hacia un estadio infantil. Esta libido será de naturaleza inconsciente frente a las constelaciones psíquicas que tuvieron un recorrido normal, dicho de otro modo, será reprimida frente a otras que han tenido su correcto desarrollo
En la segunda instancia ya hablaríamos de la represión en el rigor del término. Parte de los sistemas del yo e intenta dar caza a la libido que se quedó rezagada dentro del proceso de desarrollo. A esta corriente represiva le atribuimos el dominio sobre los retoños psíquicos de aquella libido primariamente detenida. Hay un estado particular de la represión en este mismo estadio: cuando las pulsiones que se retrazaron, aquí podemos decir sin miedo a equivocarnos pulsión y libido con la misma intención, se robustecen, se hacen más fuertes y entran en conflicto con el yo.
Es en el tercer momento donde la represión falla, Freud dirá fracaso, que es un término más duro, y es ahí cuando la pulsión o la libido, que vienen desde el lugar de la fijación, – recuerden el ejemplo que colocamos anteriormente sobre el tabaquismo y el alcoholismo, – se abren camino y como un alud insostenible hacen regresar al sujeto al lugar primordial de estancamiento de la libido. A eso que denominábamos laberinto y, para articularlo, el laberinto del narcisismo…
Para ilustrar lo anterior, Freud, recurre nuevamente a un delirio que denomina delirio de sepultamiento del mundo, aquí Schreber encuentra que el mundo está destruido, ya no hay personas vivas y todo ha caído. Diremos que no es que el mundo haya caído, es que el psicótico retira la libido del mundo, de las personas, ese retiro de energía del mundo es lo que causa el sentimiento de que para él todo se hubiera derrumbado. Además de esto, podemos indicar que no ha retirado la libido del mundo y las personas por algo gratuito, es porque si el mundo se derrumbó afuera es porque su mundo interior sufrió un destino similar, es su mundo subjetivo el que está hecho pedazos. El planteo que podemos entrever nos señala lo que ha sucedido con Schreber y por qué los delirios responden, aunque lo hacen de una mala manera a una exigencia del psicótico supremamente particular, – me gustaría hablarles un poco acerca del sinthome y del saint homme[36] donde Lacan esboza la solución posible a la psicosis, pero creo que será para una nueva ocasión. Entonces del lado del psicótico, con su delirio, podemos decir que éste (el delirio) responde a una exigencia muy significativa del sujeto, es por un mundo que está en ruinas, que no es más que el suyo solamente, donde se responde con los delirios, es para poder reconstruir de alguna manera ese mundo destruido. Será la represión la que se constituya como un desasimiento de la libido y sea la responsable directa del mismo, esto quiere decir que sea la represión la que hará que la libido se retire del mundo y las personas y este acontecimiento se dará de manera muda. Es del intento de reconstrucción del mundo, los delirios, que tenemos noticias y unas noticias estruendosas, el delirio es lo que causa el impacto, puesto que en este punto la represión se deshace y la libido desasida intenta regresar de donde fue sustraída (del mundo exterior).

Llegamos a este punto que es fundamental y nos ayudará a entender el mecanismo de la psicosis en lo referente a la proyección, tema que dejamos pendiente. Freud entiende que la libido no es sofocada en el interior y proyectada hacia afuera, sino es un algo cancelado adentro pero que retorna desde afuera, dicho de otro modo, la represión hace que la libido se deshaga de las cosas exteriores, eso se constituye como lo cancelado, pero esto se manifiesta de un modo tal que retorna no desde el adentro sino desde el afuera, por eso llegamos al punto, sin hacer un desarrollo previo, donde decíamos que es imposible hablar de la proyección en los mismos términos en dos estructuras clínicas diferentes, a saber, la neurosis y la paranoia. La diferencia fundamental consiste en que en la neurosis, la proyección se da porque algo, un elemento fundamental para la constitución del sujeto, sí pudo entrar en el sujeto, fue reprimido y por ese motivo es por el cual regresa, ese retorno se da desde adentro hacia fuera, pero es percibido o reencontrado desde afuera. En la psicosis hubo algo que no entró, que fue cancelado, la importancia de esta palabra es fundamental porque creo que tiene un significado de excluido, entonces lo cancelado en lo más radical y extremo del término. Eso cancelado no pudo entrar en el sujeto, no pudo pasar a formar parte de él. Hasta ahí todo bien, pero el problema no se detiene aquí: lo cancelado retorna desde afuera. Es conocida la formulación de Lacan al respecto: “un significante forcluido en lo simbólico retorna desde lo real”[37], aunque los alcances son diferentes en Freud y Lacan, podemos decir que la esencia de esta afirmación intenta explicar la manera de vivir del psicótico: eso que fue cancelado retornará desde el exterior y “se irá imponiendo sin pausa”[38], es la única manera de articular lo dejado por Freud en lo concerniente a esto y lo vemos en la articulación de Lacan en su Seminario, Libro III, donde estudia a fondo las Psicosis, cuando dice que hubo algo que no fue incluido en el universo (simbólico) y esto es lo que retornará desde lo real haciendo del psicótico un mártir[39] del inconsciente.

Vamos a decir lo que sucede en la paranoia y cómo se desarrollan las cosas de un modo claro. A través de la represión en el sujeto hay un retiro de libido tanto de las personas como de las cosas, ahí se rompe el vínculo con el mundo, con la realidad, pero esto no es lo patógeno de la psicosis pues este desasimiento de libido lo encontramos en la vida cotidiana, en los duelos, por ejemplo. Lo fundamental y propio de la psicosis se da en el momento inmediatamente después del proceso de desasimiento o retiro libidinal de la realidad puesto que es imposible que libido retirada desaparezca, toda esta carga libidinal, que es por cierto hiperintensa, se volcará al yo y provocará delirios de grandeza, en la mayoría de los casos, y la regresión, de la que hablamos anteriormente, hará que el sujeto vuelva al estadio del narcisismo con una fijación patológica al mismo.

Por último quisiera mencionar, por rigor y fidelidad al texto de Freud y en anudamiento con lo anteriormente expuesto, una frase que él trabaja en cuanto a la defensa contra un deseo homosexual como el núcleo de la psicosis y al delirio de persecución. Dice primero, si hay una libido homosexual esto equivaldría a decir: Yo lo amo (al varón) y podemos ver que aquí se es posible proponer 4 formas de contradicción con esa posición intolerable: amar al varón.
Yo no lo amo (al varón) – Pues yo lo odio, es claro que esta oración no se le puede dar al psicótico de esta forma porque se intenta explicar el delirio de persecución y este es experimentado desde afuera, entonces esta frase se sofoca y se convierte en lo contrario y ahí es donde se experimenta pero viniendo desde afuera: “El perseguidor es el otrora amado[40]”: Yo no lo amo (al varon) – Pues yo lo odio, porque él me persigue.
Yo no lo amo (al varón) – Yo la amo – Porque ella me ama. En la segunda forma de contradicción encontramos la erotomanía en el sentido más estricto del término. Esta erotomanía, que es vivida por el psicótico como un acto de amor – siempre desde afuera, recordemos cómo se da la proyección en esta estructura – que otro, cualquiera sea ese otro, siente por él. En la contradicción, en lo que atañe a este fenómeno, podemos encontrar la explicación correspondiente.
No yo amo al varón – Es ella quien lo ama. Esta tercera contradicción se hace posible al momento de presentar los celos paranoicos. Del lado del paranoico, la defensa se erige contra las mociones homosexuales que siente hacia otros hombres.
Yo no amo en absoluto – y no amo a nadie. Ultima contradicción a la frase primera que no delata más que la causa del delirio de grandeza o de la sobrestimación del paranoico o de su objeto de amor.[41]


Esteban Ruiz Moreno
27 de Noviembre de 2006
ESCRITURA Y DESEO: La Obra Escrita
Por: Carlos Alberto Timarán Delgado
Estudiante de Psicología – VII Semestre
Universidad de Nariño
Sobre la escritura y el deseo desde el psicoanálisis hay mucho que se puede decir, eso hace que sea difícil saber por donde empezar, a pesar de ello, trataré de hacer mi mejor intento, que como veremos en este escrito se trata de una intención que trae tras de sí algo que es más que solo esa intención.

Quisiera comenzar delimitando el campo de acción de la ponencia al referirme solo a la escritura correspondiente al campo literario, escritura conocida como acción, como efecto y como arte, y cuyo producto será la obra escrita: ya sea novela, cuento, ensayo, poesía e incluso ponencias; esta exclusión es necesaria puesto que la escritura gravita sobre el campo del símbolo y éste en su complejidad nos remitiría a otros campos, posibilidades para otras ponencias en otros espacios a través de temas de estudio como son: los sueños, la escritura en el cuerpo, escritura musical, tradición escrita, exégesis e interpretación, entre varios.

Las tres implicaciones de la escritura en la literatura mencionadas como acción, como efecto y como arte se encuentran articuladas en el acto escritor y se enlazan una con otra. En cuanto a la acción enlazada al efecto, para el escritor, a pesar de que exista una idea, intención o motivación para escribir, en la mayoría de las ocasiones a quien lo hace le resulta difícil darle forma al producto: es decir al escrito, ya sea que resulte como obra maestra o una hoja arrugada en el cesto de la basura. Este texto no escapa a esta cuestión, me refiero al de arrugar algunas hojas y lanzarlas a la basura, o a la forma moderna de arrugarlas, al suprimir con una sola tecla el texto que ya no se quiere en el escrito. Y es que hablar de la relación entre escritura y deseo trae por sí una implicación muy grande para el mismo texto y para quien lo elabora, éste de alguna forma se referirá a sí mismo y no voy a desconocer el que hecho de que el tema que se aborda y sus implicaciones recaen también sobre éste texto.

Como acción, la escritura es el acto implicado por el “querer – escribir”, noten que he mencionado “querer – escribir” y no “deseo” del cual me ocupare posteriormente, el “querer – escribir” se refiere al posicionamiento del sujeto frente a un espacio que reclama sus letras para ser plasmadas en un papel, para darles vida a través de unas palabras que permanecerán estáticas, y que paradójicamente, le dan la sensación a su creador de estar como muertas, quizás sintiendo lo que Borges[42] en su Obra Crítica nos recuerda, que Pitágoras no quiso atarse a las palabras escritas, o a Platón cuando dice que los libros son como “Efigies que uno creé que están vivas, pero si se les pregunta algo no contestan”, aún cuando él mismo a través de sus libros pudo darle vida a varios personajes, entre ellos a Sócrates, quién se deja cuestionar solo a través de todos los escritos donde él aparece, y a quien Platón le profirió inmortalidad a pesar que Sócrates no dejo nada escrito. A parte de Pitágoras y Sócrates, se mencionan otros maestros que no escribieron Cristo, Buda, y no porque no pudieran hacerlo, sino porque no quisieron, quedan sus enseñanzas no de su mano escritas, sino de una tradición oral que posteriormente fue plasmada en libros. Encontramos también que han existido tradiciones orales, sobre todo en comunidades indígenas, preservadas a pesar del paso del tiempo y que se han mantenido sin manuscrito.

Volviendo al respecto de la literatura, cabe preguntarse ¿cuál es el objeto de la escritura?. Según el mito de su origen que Sócrates[43] propone a Fedro, ésta no se creó para preservar la memoria, sino para ayudar a recuperarla, despertando en quien lee reminiscencias, según Platón, alguien solo puede leer cuando hay algo de lo que lee dentro de si. Es en esta dialéctica que el escritor escribe como un llamado al Otro, una apuesta por el sentido de las palabras que se escriben, no igual al de la palabra oral, puesto que en la escritura, en la mayoría de los casos, no hay una presencia del que escribió y muy pocas veces podemos interpelar sus palabras. (en el caso de éste escrito si podrán hacerlo, pero lo dejaremos para el final de esta). Pero esta apuesta en la palabra escrita es similar al discurso oral en la perdida que se produce en el sentido de lo que se escribe, perdida en cuanto que el sentido original no se recuperará cuando se lea, ya sea por el mismo autor, o por un Otro lector. Se destaca entonces que existe una intención en la escritura y una apuesta en la palabra por el sentido que se desplazan desde el sujeto escritor a un Otro lector.

Antes de continuar es importante mencionar que un escrito va más allá de la intención del escritor, puesto que entre las intenciones del que escribe al hacer un texto pueden estar escribir una novela, un cuento, un ensayo, una poesía, decidir el tema, el lugar de los hechos, el tiempo, muchas veces de una manera consciente, pero tras de esta intención, hay otra que no es precisamente intención, y que guía el trabajo escritor hacia un destino, destino que emerge como angustia de agujero ante la palabra que falta o la que sobra, placer de que las palabras fluyen y se engranan en un espacio que pareciera haberlas esperado por siempre, goce con la palabra escrita, con el sentido y el sinsentido, lugar de encuentro y desencuentro del sujeto, intención que no es sino pulsión en sus destinos. Y es aquí donde aparece la noción de sublimación, uno de los destinos que Freud menciona en Las Pulsiones y destinos de Pulsión y que trabaja en el texto sobre el Narcisismo. Sublimación “como satisfacción sin represión,… paso del no – saber al saber”[44] donde el deseo corresponde al desplazamiento de un significante a otro, y en donde se evidencia que “[el deseo] no es el nuevo objeto, ni el objeto anterior, es el cambio de objeto en si mismo”[45], es un desplazamiento en el discurso de la demanda que nombra a través de un significante a otro.

Ahora cabe la pregunta, ¿como se origina el acto escritor?, para esto he de seguir a Borges[46]: quien dice que “aparece una suerte de revelación, … [que ] algo [le] es dado”, “y luego ya intervengo yo, y quizá se eche todo a perder” esto lo dice en “Como nace un Texto”, luego él menciona, que con lo que tiene debe descubrir mediante sus “muy limitados medios” lo que le falta al escrito para configurarse como un texto logrado, ya Borges nos permite dilucidar que una intervención muy consciente no permite la creación de una obra y que gran parte del acto escritor escapa fuera de la voluntad, existe entonces una escritura donde el escritor poco interviene desde su conciencia y aparecen una serie de elementos, que transformados en palabras nacen de sus propias fantasías como dictados por un ser que escapa a su yo. Es preciso aclarar que no me refiero a los tipos de escrituras llamadas intuitiva y automática, y que han sido referidas en algunos momentos de la historia de la literatura, cuando menciono los elementos que surgen como un dictado externo al yo, no me refiero a éstos como atributos de la conciencia y atribuyo su origen a fuentes que surgen por los mecanismos que separan lo consciente de lo inconsciente. Sin embargo, para el escritor hay una actividad intelectual en el acto de escribir, y que ligada al estilo y al genero, le permitirá crear sus cuentos, historias o poemas. En esta relación que se entabla entre mecanismos conscientes e inconscientes emergen las palabras que le van a dar forma a un texto, y es allí donde se decide que palabra, porque una y no otra, porque no una más o una menos. Veamos un ejemplo. Podría tomar cualquier escrito, pero usare un cuento corto, muy de moda en la actualidad donde algunos críticos los prefieren así, cortos, y éste es por cierto uno muy corto, solo unas cuantas palabras, el cuento llamado “el dinosaurio” es del escritor guatemalteco Augusto Monteroso, éste dice así: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”[47]. Y ya. Como escucharon, es solo una frase, (como es tan corto me atrevo a repetirlo: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”), una sola frase que es suficiente para darle forma, contiene un principio y un fin, y es lo justo para que el lector lo complete cuando lo lea, es un discurso en sí, y siguiendo a Platón que hace decir a Sócrates que “…todo discurso debe, como un ser vivo, tener un cuerpo que le sea propio, cabeza y pies y medio y extremos exactamente proporcionados entre sí y en exacta relación con el conjunto”. [48] No sé si alguno de nosotros pueda decir que este corto cuento carece de forma o escape a una de las presunciones que hace Platón, pero dejaré eso a la crítica literaria puesto que eso no es objeto de este escrito. Pero veamos algo más en el cuento, cuando el escritor lo elaboró, este adquirió un sentido, a través de los mecanismos que actúan entre lo consciente y lo inconsciente del sujeto, ¿un Sentido?, ¿de quién?, sentido del que lo escribió, del que lo lee y ahora de ustedes que lo escuchan, quizá dos sentidos para los que estuvieron atentos y lo escucharon dos veces en esta ponencia, o muchos otros si ya lo habían leído o escuchado antes. Esta multiplicidad de sentido que aparece en un texto, remite a pensar que un escrito que se relee nos provee cada vez un nuevo sentido, puesto que no se lee dos veces un texto siendo el mismo. Y con respecto al Sentido lo podemos indagar a través del significante.

En el escrito la palabra reemplaza a algo, y que es ese algo sino un significante el cual emerge en respuesta a una falta, falta de significación del objeto, debido a una imposibilidad del lenguaje. Se sabe desde Saussure[49] que no existe una correspondencia uno a uno entre la palabra y la cosa, incluso en el acto de nombrar, lo que implica que no haya significación que no este sostenida en otra significación y que llamamos comúnmente en psicoanálisis cadena de significantes, y que por tanto se puede deducir que la palabra en cuanto signo no podrá contener al significante. El sentido insiste en la cadena de los significantes, insiste en el deslizamiento incesante del significado bajo el significante, o, a caso no les ha sucedido que al leer un texto por segunda vez, han logrado un nuevo sentido de él.

Entonces, cabe preguntarse como surgen las palabras que se plasman en los textos de los escritores, de donde lo hacen y la respuesta que el psicoanálisis adopta, nacida en la lingüística, nos refiere a la relación entre significante y significado, en la que existe una barrera que se resiste a la significación, por un lado represión en el sentido Freudiano y, por otro Inexistencia de un sentido propio que se expresa en la inversión del algoritmo saussuriano reformulado por Lacan, Significante sobre Significado (S/s) [50].

El problema de la significación es que “… no hay ninguna significación que se sostenga si no es por su remisión a otra significación”[51] , esto es fácil de comprobar o acaso la mayoría de ustedes no han buscado palabras en el diccionario en donde lo que encuentran son otras palabras. La palabra es en el significante una entidad opositiva, relativa y negativa. Por tanto es una ilusión que el significante responde a la función de representar el significado, y una palabra no podrá contener lo que quiere nombrar. Es esta función de significación en la escritura madre de neologismos, nuevas palabras que aparecen por la insuficiencia del lenguaje para expresar el sentido que se rige por leyes que lo sobrepasan, o la variación de éste en una especie de lapsus (de angustia o de goce) como nos lo recuerdan los textos de James Joyce donde desplazamientos y condensaciones no alcanzan y las nuevas palabras surgen en el escrito de Joyce[52], recuerdo unas que por cierto se ubican juntas: “verdemoco, platiazulado” al referirse al mar, y al leerlo imagino un mar de colores plata y azul y un verde algo conocido confundidos por su movimiento, pero eso es lo que evoca en mí, creó que en el texto de Joyce no hay metáfora, puesto que no se ha creado un sinsentido, si alguno ha visto el mar (me refiero al de Irlanda), al menos en fotografías o películas, podrá reconocerlo, pero Joyce en su texto, nos dice más, basta con releerlo y darse cuenta de eso, Joyce nos otorga una nueva palabra creada para ese lugar y ese momento; tampoco hay metonimia, pues la cosa al no bastarse con el lenguaje, infringe sus leyes y crea una nueva palabra que no es precisamente un neologismo, puesto que solo adquiere sentido en el texto de Joyce y creo que ahora también en este texto. Pero cabe aclarar que estas nuevas palabras recreadas tampoco tienen la capacidad de contener el sentido que las formó. En los textos de Joyce se observan mejor estas construcciones si las entendemos como lapsus, donde “los significantes encajan unos con otros, se combinan, se aglomeran, se entrechocan”[53] como nos lo dice Lacan, refiriendo además que se ha de leer en discurso analítico como lapsus, y que es como lapsus que adquiere sentido, así Lacan nos dice que “lo que se enuncia como significante se le da una lectura diferente de lo que significa”[54]. Son estos escritores recreadores de palabras que pueden usar la literatura a través de sus figuras para hacer que su lenguaje pueda significar otras cosas.

Metáfora, metonimia, sinécdoque, ubican al sujeto en la posibilidad de indicar su lugar en la búsqueda de lo verdadero, no de decir o indicar lo verdadero de manera directa, sino la posibilidad de decir entre líneas su verdad, como en los sueños a través del desplazamiento y la condensación que no alcanzan la verdad plena, sino solo indicios de ella. Y es que debemos recordar que la verdad no es accesible, justo como, cuando en el análisis de los sueños se topa con un momento en que ya no se puede decir nada más.

Quiero volver sobre el trabajo creador del escritor siguiendo la perspectiva psicoanalítica de Didier Anzieu[55] quien divide a éste en trabajo de sueño (inspiración); trabajo de duelo (la trama); y trabajo de la creación (realización de la obra), el que sería más bien recreación. El primero lleva segundos; y los dos últimos puede llevar muchos años y constarían de la elaboración de lo simbólico en la obra.

Desde esta perspectiva el trabajo de duelo implicaría un desprendimiento del sujeto creador, es aquí donde se puede ubicar la escritura como efecto en el escritor y en el lector, con respecto al escritor, escribir se convierte en “una salida espiritual para lo impronunciable”[56] , en cualquier caso “se escribe porque se quiere escribir y se quiere escribir porque se cree en la redención de la palabra”[57] . Siempre se escribe lo mismo diría Borges, en una obra eterna con las mismas motivaciones.

En cuanto al efecto que tiene sobre el lector la palabra escrita es igual a una polifonía, múltiples voces, que dan distintos mensajes pero que armónicamente actúan sobre un sujeto a través del juego de significantes, en palabras de Lacan “basta con escuchar la poesía, … para que se haga escuchar en ella una polifonía y para que todo discurso muestre alinearse sobre los varios pentagramas de una partitura”[58] , el efecto de una palabra, el de un texto, corresponde a muchas voces insertadas en un único discurso destinado para el lector puesto que todo ese significante no podrá operar sino estando presente en el sujeto.

Será a través de la inmersión en el texto donde las figuras literarias causen efecto, así la metáfora permite crear sentido en un lugar de sinsentido, en la metáfora aparece lo que Lacan llamó chispa creadora, que “brota entre dos significantes de los cuales uno se ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena significante, mientras el significante oculto sigue presente por su conexión (metonímica) con el resto de la cadena”[59], hay que estar inmerso en el poema para que esa chispa creadora cause su efecto sobre cada uno de nosotros, y aquí actúa en cada uno, el uno por uno, por eso no dije en todos nosotros. Recuerdo un ejemplo de metáfora para explicar el sinsentido: si yo digo de alguien “es un cerdo”, cerdo es una metáfora (a menos que me refiera a un cerdo) un sinsentido porque desde luego no es un cerdo, hablamos aquí de un “plus de sentido”, que es elemental en la formación del chiste puesto que casi nadie ríe cuando le explican un chiste, lo importante allí es que se cree sentido desde un sinsentido. Es aquí al establecer una conexión entre un significante y otro significante, donde se da lugar a una carencia de ser, esta conexión de los significantes provoca una falta, una carencia en la relación de objeto. En cuanto a la metonimia, la relación con el objeto queda perdida por la acción del significante y como el sujeto debe deslizarse (desplazarse) de un lugar a otro, entonces, el deseo será consecuencia de la conexión de los significantes. Solo desea el sujeto que esta en falta. Las palabras entonces parecieran carecer de sentido, sin embargo la acción metonímica otorga al sujeto “un poco de sentido”, es decir con la metonimia algo del objeto se alcanza.

Se diferencia entonces la metáfora, donde se produce sentido en un sinsentido, se verifica aquí un enlazamiento al síntoma, y aparece una evidencia de que las palabras se vuelcan en los dichos del sujeto y éste se anuda en ellas, en repeticiones, formas que le han sido otorgadas y que las usa de manera que sentirá “volverse poco a poco prisionero de las palabras del Otro e incluso de [sus] propias palabras”[60], o parecerá que le hacen seguir una voz precedente y presente en sus dichos, estas palabras que no existen sin remitirse al pasado a través de la cadena de significantes, que la producen y la conjuran en su sentido.en en

Y es que el discurso del sujeto esta implicado en su falta, puesto que habla de su soledad y de su relación con la muerte. Reconocimiento de su estado de indefensión original, y que le obliga a asirse de los objetos que encuentra en su realidad psíquica. Es la escritura uno de estos objetos, en el que se sostiene y que produce para sostenerse, un lugar como los sueños y las manifestaciones artísticas, que se convierte en preeminente para la simbolización. La escritura le permitirá al autor reconocerse en falta porque la obra misma es la falta, falta en su incapacidad de significación, en su carácter de incompleta, puesto que una obra escrita nunca estará acabada, y esto ayuda a entender porque la mayoría de los escritores prefieren no leer sus escritos una vez terminados, puesto que es mejor no cambiarle ni una coma al texto. Y si no recordemos el cuento de “el dinosaurio”, que por cierto tiene un nombre paradójicamente grande para un cuento tan corto, en ese cuento como en los otros, no esta permitido agregarle o quitarle nada, porque dejaría de ser ese cuento.

Es tiempo de mencionar que solo se escribe cuando se está solo, es en la soledad donde el acto escritor emerge, y que lo digan los que han intentado escribir un “buen” texto en grupo, las ideas se pierden, se esfuman, se confunden interpuestas, sobrepuestas, contrapuestas, con el Otro, con su presencia. Entonces escritura implica soledad, reconocimiento de esa soledad y que solo se cuenta con el lenguaje, con las palabras que aunque aparezcan extrañas para el escritor, aunque escapen a su reconocimiento, son suyas y a la vez ajenas, le pertenecen y no mientras son plasmadas en el espacio vacío que implica una hoja en blanco. Y que es una hoja en blanco, sino una nada esencial, que corresponde a la posibilidad misma de la escritura, ausencia pura, como nos lo recuerda Derrida, “no la ausencia de esto o aquello, sino la ausencia de todo, en la que se anuncia toda presencia”[61], presencia de una palabra, que puede o no caber allí a partir de una acción simbolizante que nos recuerda el juego del Fort / Da[62] (se fue / acá esta, Lejos / Aquí), donde como niños reemplazamos con un objeto la falta de Otro que creemos perdido. Es a través de ese juego y como mediante una oposición fonemática, primero de los sonidos, luego de las palabras , el niño y al igual el escritor trasciende, “lleva a un plano simbólico, el fenómeno de la presencia y de la ausencia, y se convierte en amo de la cosa, en la medida en que, justamente, la destruye”.[63] Esta destrucción a través de la palabra implica a su vez, en el juego dialéctico, una oportunidad de construirla a partir del símbolo, acción que repetiremos una y otra vez con el lenguaje y sus formas, y encuentra en la escritura un medio para esta acción, escritura de palabras que se plasman en ese espacio en blanco, donde cabrá una y no otra, será éste espacio en el texto el lugar que exige al escritor una palabra, que no será cualquiera, y aunque se tenga la impresión de que no es la que corresponde, o que hiciese falta algo, no habrá una que cubra ese lugar sin dejar la misma impresión, lo que recuerda la noción Freudiana de Ombligo del Sueño, es decir “el lugar en que el [sujeto] se asienta en lo no conocido”, y que en palabras de Beatriz Maya “se vincula estrechamente con el corazón del ser … [y] en la medida en que las cosas no son el significado, se abre por la vía … del significante, constituyéndose en un límite para el sentido, … algo de lo que ya no se puede decir nada”[64].

De alguna forma la escritura para el escritor se convierte en un lugar donde podrá encontrarse consigo mismo, reconocerse y desconocerse, a través de un reflejo, de certezas y extrañezas conjugadas en una sinfonía de figuras y palabras que surgen en el texto y nacen como un hijo, un hijo que será abandonado, después de un trabajo de parto, duelo de escribir, ejercicio infinito, que recaba desde sus escondites las palabras perdidas, buscando una seguridad, “La seguridad de la escritura [que] es el instrumento de ese placer en que se sentirá de alguna manera absorbido”[65], placer de escribir, y lucha decidida ante la apuesta por el surgir del símbolo en lo real, la apuesta a la que se refiere Lacan[66], que corresponde a saber “si ¿esto [el símbolo], va a ser lo que es, o no?”[67]. y es por tanto una apuesta del ser o no ser, en este caso de ser en la escritura, apuesta también a transgredir la muerte y trascenderla, “escribir seria actuar astutamente con la finitud, y querer alcanzar el ser fuera del ente”[68] , entonces la escritura está ligada al deseo, al amor, a la vida y a la muerte desde un sitió privilegiado, desde lo simbólico, “al fin y al cabo, escribir o leer una novela son acciones insólitas”.[69]
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL AMOR, EL DESEO Y LA MUERTE EN LA ACTUALIDAD
POR: John Jairo Ortiz
Para comenzar a hablar sobre los tres términos que aparecen en el título de éste escrito, es conveniente revisar, aunque sea superficialmente, los hechos históricos que nos han enmarcado dentro de una identidad y singularidad.

Como bien es sabido, Latinoamérica está trazada por la línea de la tradición judeo - cristiana, a partir de 1492, con la llegada de los españoles, nuestra historia, daría un vuelco hada otro rumbo, poco quedaría de las antiguas costumbres, los dioses locales representados por las ranas, los truenos o las estrellas, nos robaron nuestra identidad y nos impusieron una totalmente ajena, la llamada "civilización", civilización que si revisamos, está marcada por una larga historia de muerte y destrucción. Cabe señalar que la muerte, la destrucción, los crímenes, no son sólo atribuibles a las sociedades civilizadas, ya que en toda civilización existen malestares: hay un excedente que escapa al control, el malestar de cada cultura que siempre va emerger en algún momento.

Sin embargo, la destrucción es más grande, cuando se habla a nombre de la verdad, a nombre de una verdad absoluta que debe ser difundida, y para ello, se puede aplicar cualquier medio, especialmente la muerte, por ello, hay que acabar con el enemigo, ya que “quien no está conmigo está contra mí” y hay

Que suprimirlo porque se puede convertir en un obstáculo para las metas o va 2 contra de la verdad que se está defendiendo. Como' ejemplo de ello, se

puede citar las guerras de las cruzadas, las cuales durante anos conquistaron y aplastaron a otras civilizaciones supuestamente "débiles" a las cueles les impusieron su verdad. En otras palabras, las cruzadas dejaron tras de sí miles de muertes, todo a nombre de una verdad, la verdad de la palabra de Dios.

Es prudente mencionar que las religiones son necesarias para vivir, para tener la esperanza de que la existencia se prolongaría más allá de la finitud, que cuando el cuerpo muera habrá un espíritu que va a vivir eternamente en alguna parte, logrando así poder soportar la muerte e incluso la vida misma, dónde podemos acudir al padre para que nos proteja de los peligros, de los problemas, de las enfermedades y pedirle soluciones y un sinnúmero de cosas que suelen hacer los fieles e incluso los infieles. El problema de la religión surge cuando se institucionaliza y la institución, llamada iglesia, trafica con los sufrimientos, deseos, temores y creencias de la gente, haciendo de todo esto un objeto oscuro ideológico para manipular a las personas y robarles sus bienes, riquezas e incluso hasta el alma, porque no les pertenece a ellas, sino a Dios. Es de esta forma como desde el inicio de la iglesia como institución, optó por imponer su ideología y por expandirse, y con ello, llegaron los saqueos dónde se tomaban las riquezas de los vencidos y se quedaban con sus posesiones, comenzando así el mejor negocio que jamás haya existido. Para no poner en riesgo el negocio, tuvo que crear algo para mantenerlo; se tomó así a los dioses de las culturas derrotadas y se los llamó demonios, creando así la figura del diablo para

mantener oprimidas a las personas y poder controladas mediante la culpa, culpa ante una acusación de la cual nadie tiene responsabilidad, pero que la iglesia, la imponía a todo el género humano, el pecado original.

Es mediante la culpa y la amenaza del infierno que comienza un régimen de miedo ante todo y por todo, miedo a hervir eternamente en un sartén en el infierno, al cual podíamos ir si no se cumplían las nom1a5 estrictísimas que se impusieron, las cuales apuntaban al abandono de los placeres terrenales para poder ganar la paz del paraíso. Entre esos placeres estaban principalmente los lujos y los de la carne. Con respecto a los primeros, debía haber un abandono de ellos y donados a la iglesia, abandono que se convirtió posteriormente en una paga a cambio del perdón por los pecados, paga que es mejor conocida como diezmo, así, entre más pecados cometía !agente, más rica era la iglesia. Nuevamente el negocio daba su fruto y había también que protegerlo de las posibles amenazas, y había una que es letal, el pensamiento, porque el pensamiento lleva a generar dudas y esto conlleva a la búsqueda de respuestas, y en las verdades absolutas, no hay cabida ni para lo uno ni para lo otro. La duda de la palabra divina, la mirada hacia otras vías, era visto como pecaminoso y demoníaco, el saber popular como la mediana con hierbas, se las tachó de hechicería y de brujería, aquel que dudara de 'a palabra de la iglesia o reprochara sus edictos se los tildaría de herejía, Con esto comienza una nueva etapa de muertes y torturas por parte de la iglesia católica, se creó así la llamada Oficio de la Santa Inquisición, Torturaron miles de personas y quemaron otras millares, por intentar pensar libremente, por tener un saber milenario trasmitido por generaciones, simplemente por robarle sus riquezas.

Era tal la capacidad de influencia que tenía la iglesia, que ni siquiera los reyes, emperadores o figuras que ejercían el poder ejecutivo, eran inmunes a una acusación de herejía. Por ello, la iglesia comenzó a tener más poder y a regir de la mano con el estado, obteniendo así un poder casi absoluto sobre las personas, poder que tardaría años en desmontarse.

Afortunadamente, existieron culturas, como la griega, las cuales tenían otras visiones y otras formas de representarse en la vida y en la muerte, tenían dioses diferentes que no culpabilizaban, tenían dioses inspiradores de grandes poemas que incitaban al pueblo no a temer, sino a pensar y a construirse una existencia diferente. Para los griegos, la Iliada y la Odisea no eran verdades absolutas, porque no eran la palabra de dios, sino la inspiración sublime de los hombres, por ello, estaba permitido pensar libremente, generar preguntas y buscar respuestas. Así en Grecia, se engendró la semilla del conocimiento Y, por decirlo así, el camino de la ciencia.

Aunque se generó en Grecia, la búsqueda del conocimiento existe desde siempre en cada persona, formulaciones sobre la sexualidad, por ejemplo, están desde la infancia en cada uno de nosotros. Por esta razón, aunque reprimidos por la iglesia, hubo muchos que, inspirados por los griegos, se atrevieron a seguir su camino, es decir explorar el mundo, mirar nuevos horizontes y tratar de encontrar nuevas verdades. Así se generó la ciencia, la cual entrará en choque directo con la iglesia y sus preceptos, generando otra batalla dónde el afectado es el mismo hombre.

La ciencia por su parte, puso en tela de juicio los preceptos bíblicos y en aprietos a la iglesia, con el desmantelamiento de una verdad absoluta, aunque aún muchas personas lo creen, vino la duda y con ello la falta de fé. Muchas personas se denominaron ateos y dejaron de creer, otros tantos aún se juegan su ser en las miles de sectas religiosas que existen en torno a las diferentes interpretaciones que tiene el texto bíblico, Sin embargo, hubo una consecuencia que influye mucho en la actualidad, esto es, fa pérdida del poder secular que tenía la iglesia.

Mencioné anteriormente que entre los pecados mas graves eran los de la carne, es decir, lo que refiere a la sexualidad, ya sean onanistas o de relación objetal. Por ello, la iglesia controlaba la moral sexual de las personas, permitiendo únicamente las relaciones íntimas después del matrimonio y restringiéndolas con al plano de la reproducción.

Ante esto, se puede decir que para aquella época no había cabida para acceder al deseo, ese deseo del que hablamos en psicoanálisis, ese desear lo que no se tiene, a desear lo prohibido, es decir, no desear la mujer del prójimo, mandato imposible de cumplir y cuyo acceso era pecado grave llamado adulterio. Solo se podía acceder a la esposa y sólo en días que higiénicamente fuera posible, lo demás era ir en contra de la voluntad de Dios. Sin embargo, el deseo esta ahí, y si se lo reprime, éste vuelve traducido en síntoma y en enfermedad, por ello, los síntomas de aquella época varían en comparación con los síntomas contemporáneos, aunque en estructura, permanezcan estables. Con el estallido de la ciencia, comenzó un corre corre por mejorar facilitar la vida de las personas, surgiendo como producto la tecnología, que como sabemos, avanza en cantidades impresionantes. Con el avance de la tecnología y con la caída del poder secular de la iglesia, la cultura ha dado un giro en las formas de amar, de desear y de matar. Tecnología que sirve de herramienta a un sistema expansionista que juega con nuestro deseo, hablo del capitalismo que gobierna el mundo y nuestra alma, se impone como un mandato superyoico que nos incita a gozar.

La moral sexual actual es menos represiva y más permisiva, lo que antes eran llamados pecados, ahora se los llama libre desarrollo de la personalidad, lo cual nos licencia para actuar, para poder acceder a objetos de deseo ya no tan censurados, por ejemplo, la homosexualidad ya no es tan vista como una aberración, e incluso, el derecho les ha otorgado la facultad para obtener matrimonio.

La historia muestra la intensidad con que el cuerpo de la mujer ha sido censurado y satanizado por occidente, lo que antes era “tu cuerpo es tu enemigo”, ahora suena algo como "Tu cuerpo es la herramienta para obtener lo que deseas y puedes gozar con él”, es muy visto que el cuerpo es fragmentado en anuncios comerciales para vender productos para embellecer esas partes, partes que se constituyen en una totalidad cuando al hablar de moda se trata. Así, no sólo se debe tener unos senos grandes, sino también una cola pronunciada, caderas anchas, cintura delgada, cabello bonito, ojos claros, etc. Es decir, un conjunto que vaya acorde con los cánones establecidos, todos quieren obtener el mismo cuerpo, el cuerpo ideal, convirtiendo un cuerpo, femenino o masculino, en un falo imaginario, que todos pueden ver, pero no obtener. Así, el capitalismo nos vende un ideal de cuerpo, al cual se lo desea, porque todos lo desean, ya sea como identificación o como posesión. En otras palabras, el deseo como deseo del Otro, es decir, el desear lo que es deseado por otro se cumple con éstos cuerpos que se convierten en gestores del escopicismo, satisfacen la pulsión escópica, pero detrás de toda pulsión, está la pulsión de muerte, en este caso, la muerte del sujeto que habita ese cuerpo.

Es de esta manera como la muerte se instala a cada momento en nuestras vidas, la muerte representada en objetos perdidos, no porque los hayamos tenido y luego perdido, sino porque han estado ausentes desde siempre. Cada vez vemos cómo alguien sufre porque no tiene el mismo carro que tiene el vecino, y cuando lo adquiere, el otro vecino tiene otro mucho mejor.

Esta interdicción entre el deseo de ese objeto deseado por todos, pero que se erige como único, y la imposibilidad de obtenerlo, han producido depresiones profundas, generando nuevas enfermedades o síntomas, e incluso, tiene que ver con el crecimiento de los números de suicidio que tenemos.

Si antes el deseo tenía una cabida en la prohibición, ahora parece extinguirse en el permisivismo, son tantos objetos que se nos imponen que no sabemos cuál de ellos elegir, perdiéndonos en ellos como sujetos deseantes y mostrándonos como seres de goce.


Este precepto afecta también la vía del amor, dónde ya no deseamos, sino que gozamos de un cuerpo remendado por partes, ya no se conquista a un sujeto a través de la palabra, sino que se engulle un cuerpo sufriente, un cuerpo que no encuentra cabida en el lenguaje, sino en lo perverso de la piel y de la carne, por ello la ausencia de orgasmos, la falta de placer, la falta de excitación, las eyaculaciones precoces, los embarazos no deseados, porque nos olvidamos de amar y en su lugar nos encargamos de gozar, con la singularidad de que en cada acto que nos proporciona goce, nos morimos, ya no hay posibilidad para renacer en nuevas palabras, no podemos renacer en nuevos amores, incluso, ya ni siquiera somos capaces de repetimos. Ahora somos autómatas haciendo fila en un supermercado, en una discoteca, ya no hay cabida para el pensamiento, para la duda, para el enigma de la vida, poco a poco, cada día, optamos más por suicidamos, suicidio que se representa en cada pérdida de la cual no renacemos, en cada palabra que no decimos, en cada pregunta que no formulamos, cuando abandonamos la búsqueda por ese enigma infinito e imposible de responder, el enigma de la propia existencia en la palabra del Otro, en el enigma de lo perdido para siempre, pérdida que, según parece, hemos decidido hacerle compañía y perdernos con ella.
[1] FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 7 (1905 [1901]). Fragmento de Análisis de un caso de Histeria (Dora)
[2] FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 7 (1905 [1901]). Tres Ensayos de la Teoría Sexual (1905). Las Metamorfosis de la Pubertad.
[3] GALLO, Hector. PAREJA Y FAMILIA: CLINICA DE LA DIFERENCIA SEXUAL. Editorial Universidad de Antioquia.
[4] Ibid.
[5] FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 2 (1893 - 95 ). Estudios sobre la Histeria (Breuer y Freud). Historiales Clínicos.
[6] FREUD, Sigmund. OBRAS COMPLETAS VOLUMEN 11 (1910 ). Cinco Conferencias sobre el Psicoanálisis y otras obras. (1910[1909]).
[7] MILLER, J. Alain. LÓGICAS DE LA VIDA AMOROSA.
[8] KRAJZMAN, Maurice – Moshé. EL LUGAR DEL AMOR EN EL PSICOANÁLISIS.
[9] Federico Nietzsche. “Así hablaba Zaratustra”.
[10]Sigmund Freud. “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”
[11] Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[12] Bernard Nomine. Estructuras Clínicas.
[13] Ibid
[14] Ibid
[15] Carmen Gallano. “Avatares subjetivos en la sociedad global capitalista. Trastornos individuales o males colectivos.”
[16] Ibid
[17] CASTORIADIS – AUGLANIER. P y otros. LA PERVERSION Editorial Trieb . 1978
[18] Ibid.
[19] Ibid
[20] Ibid
[21] Ibid.
[22] ROUDINESCO, Élisabeth. Jacques Lacan, Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Barcelona. Editorial Anagrama. 1995.
[23] FREUD, Sigmund, Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Obras Completas, Tomo XII12. Buenos Aires. Amorrortu Editores. 1995.
[24] Siendo los otros cuatro: El Hombre de los Lobos (De la historia de una neurosis infantil 1914), El Hombre de las Ratas (A propósito de un caso de neurosis obsesiva 1909), El caso Dora (Fragmento de análisis de un caso de Histeria 1901), El caso Juanito (Análisis de la fobia de un niño de cinco años 1909).
[25] LACAN, Jacques. El Seminario, Libro III, Las Psicosis. Buenos Aires. Ediciones Paidós.1993.
[26] FREUD, Sigmund. Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Op. cit., p. 14
[27] Ibid, p. 13.
[28] Término que es necesario explicar ya que Schreber o el psicótico tramita las cuestiones concernientes a su mundo de manera imaginaria, esto quiere decir que la respuesta de él será imaginaria casi siempre, por eso la proliferación imaginaria o la proliferación de los delirios.
[29] Del conocido Mal – decir.
[30] FREUD, Sigmund, Trabajos sobre Técnica Psicoanalítica. Sobre la Dinámica de la Transferencia. Obras Completas, Tomo XII. Buenos Aires. Amorrortu Editores. 1995.
[31] FREUD, Sigmund, Moisés y la religión Monoteísta. Obras Completas, Tomo XXIII. Buenos Aires. Amorrortu Editores. 1993.
[32] RUIZ, Esteban. Dios y el Padre. 2006.
[33] En las antiguas fiestas teatrales de Grecia y Roma los actores se cambiaban las máscaras para presentar, uno solo actor, diferentes personajes en el escenario y desarrollo de la obra.
[34] La libido homosexual, al ser escogido el objeto de manera heterosexual, no desaparece sino que es sublimada (obviamente en los sujetos que podemos denominar “normales”) y transformada en amistad, el amor por el partido político…
Cuando se trata de las personas que son dominadas por esa libido de la que no han podido salir decimos que serán los homosexuales manifiestos, son los que, en otras palabras, no pueden librarse de esa exigencia: la libido homosexual.
[35] LAPLANCHE, Jean y PONTALIS, Jean Bertrand, Diccionario de Psicoanálisis. Bogotá. Editorial Labor. 1977.
[36] LACAN, Jacques, El Seminario, Libro XXIII, El Sinthoma. Lacan utiliza aquí una homofonía entre Synthome y saint hommme para decir que el verdadero santo – hombre o sinthoma es quien no responde de manera imaginaria (con una construcción delirante) frente al goce sino que la respuesta se da a través del lenguaje para poder dar un intento de organización a su goce
[37] LACAN, Jacques. El Seminario, Libro III, Las Psicosis. Op. cit.
[38] FREUD, Sigmund. Puntualizaciones Psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Op. cit., p. 41
[39] Mártir en su asunción original: como testigo. Pero estaríamos tentados a agregarle también como sufriente.
[40] FREUD, Sigmund. Op. cit., p. 59
[41] FREUD, Sigmund. Op. Cit.
[42] Borges, Jorge. Obra Critica. Literaturas antiguas.
[43] Platon, Fedro o del amor.
[44] LACAN, Jaques. La ética del psicoanálisis. En Maya, Beatriz. Psicoanálisis y Poesía.
[45] IBID
[46] Borges, Jorge Luis. Como Nace un Texto
[47] MONTEROSO, Augusto. El dinosaurio
[48] Platón. Fedro o del amor.
[49] SAUSSURE, Ferdinand. Curso de Lingüística General
[50] LACAN, Jaques. (1958). La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud
[51] IBID
[52] JOYCE, James. El Ulises
[53] LACAN , Jaques. Seminario 20: Aún. Clase 3. La función de lo escrito.
[54] IBID
[55] Anzieu, Didier. La Obra Creadora. En García Bonilla , Roberto La in-fertilidad del deseo
[56] SERRANO, Enrique (1999). La Obra Inacabada. En Desde el Jardín de Freud: “Lo escrito, escrito está. Escritura, letra e inconsciente” Universidad Nacional de Colombia 2001.
[57] IBID
[58] LACAN, Jaques. (1958). La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud
[59] IBID.
[60] Barthes, Roland. El grado Cero de la Escritura
[61] DERRIDA, Jaques. (1967). La Escritura y la diferencia.
[62] Freud, Sigmund. (1920). Obras Completas. Más allá, del principio de placer
[63] LACAN, Jaques. (1954). Seminario I: Los escritos técnicos de Freud. Clase 13. La báscula del Deseo
[64] MAYA, Beatriz. (2002). Psicoanálisis y Poesía: Un desciframiento del bien - decir
[65] LACAN, Jaques. (1958). Juventud de Gide o la Letra y el Deseo
[66] LACAN, Jaques. (1955). Seminario 2. Clase 16. La carta Robada.
[67] IBID
[68] DERRIDA, Jaques. (1967). La Escritura y la diferencia.
[69] Camus, Albert. Novela y Rebeldía